Zephaniah Kingsley fue un exitoso comerciante, traficante y propietario de esclavos y plantador inglés en Estados Unidos, que construyó un impresionante imperio de riqueza centrado en el trabajo esclavo.
Establecido en Florida en 1803, fue considerado uno de los mayores importadores de esclavos africanos y uno de sus residentes más ricos. Tuvo hijos con cuatro esclavas y no dejó descendencia con mujeres blancas.
Al ver amenazada su vasta riqueza, su dominio y el legado de su propia familia durante la denominada Era de la Emancipación, entre 1835 y 1843 Kingsley ideó una ambiciosa empresa de colonización con el desarrollo de una plantación en Haití, hoy territorio dominicano. A ella envió un grupo de sus esclavos, en una operación que representó un aparente acto filantrópico, pero que no fue más que un plan proesclavista diseñado para preservar su fortuna y poder.
En efecto, la gran plantación establecida por Kingsley fue un elaborado esfuerzo con pretensiones benévolas, pues lo que hizo fue trasladar hombres y mujeres que trabajaban bajo un régimen esclavista reconocido a una tierra que, si bien no reconocía la esclavitud desde 1822, la practicaba en una forma diferente bajo los términos del Código Rural haitiano. Cada esclavo, convertido entonces en cultivador en los términos del código, debía firmar un contrato con su hijo George Kingsley, el cual estipulaba el número de años que debía trabajar y el monto adeudado por transporte, manutención y suministro de herramientas.
Los esclavos desembarcaban primero en Puerto Plata y luego eran llevados a los antiguos terrenos del mayorazgo de Coca, en Sabaneta de Yásica, los cuales habían pertenecido en el siglo XVIII a Antonio Dávila Coca, más precisamente en Cabarete, donde se hallaba una extensa propiedad de 35,000 acres (225,254.4 tareas), desarrollada en terrenos inicialmente arrendados al Gobierno de Boyer en lo que antes fue un páramo sobre un puerto natural y la parte navegable del río Yásica y que dedicó a fines agrícolas, madereros y ganaderos. La llamó El Batey o simplemente Batey y en ella construyó su residencia principal, la “Casa de Caoba”, localizada en Sabaneta de Yásica. Abarcó lugares como Guainamoca, Rincón y Sosúa.
Aquel experimento para la expansión de su imperio esclavista duró poco. Una gran parte de los colonos huyó hacia Puerto Plata y Samaná o la zona rural. Aunque a corto plazo la colonia fue exitosa, a su decadencia contribuyó el agotamiento de los recursos madereros y la salida de trabajadores, que se incrementó con la muerte de Kingsley en Nueva York (1843) y la constitución de la parte este de la isla como República Dominicana (1844).
A principios de 1846, George Kingsley murió en un naufragio, lo que motivó a su madre Anna Madgigine Jai a partir rumbo a Florida meses más tarde. Aunque el hijo menor de Kingsley, John Maxwell Kingsley Jai, se quedó en República Dominicana, no pudo explotar con éxito los restos de la plantación. Los hijos de Kingsley y sus antiguos esclavos, en el entorno de Batey, conformaron una colonia que ya era “bastante grande” para 1869-71. Entre 55 y 60 esclavos fueron contratados entre 1837 y 1841, de los cuales se conocen los nombres de 43.
Hasta ahora, de ellos no hemos localizado actas de defunción o matrimonio ni tampoco de su descendencia. La que sí proyectó aquel patronímico en el tiempo y en la geografía puertoplateña fue la descendencia directa de Kingsley: George Kingsley Jai contrajo matrimonio con Anatoile Vantrevers (Vaun Travers), con quien procreó a Anatoile, esposa de Jacobo Elibo, un exesclavo de Kingsley, con quien dejó una amplia descendencia en Puerto Plata; Estela María, Juan Eusebio, George, Zephaniah y Georgeana Kingsley Vantrevers. Fue padre además de George Kingsley Chevalier.
John Maxwell Kingsley Jai (f. Cabarete, 1871), casó con María Bedona Martínez. Fueron padres de Isabel, Celestino, Enrique, Martha, Beatriz, Leonor, John Gil (Sosúa 1855-Sabaneta de Yásica, 1924), esposo de María Martínez; Ana Dolores (n.Sosúa,1853); Eduardo Francisco (n.Sosúa,1857), casado en Puerto Plata en 1895 con María Adela Coupar (Cooper), natural de Sabaneta de Yásica, y Emilia Kingsley Martínez (f. Sabaneta de Yásica, 1913).
James Kingsley Hanahan casó con Juana Ramona Kingsley y fue padre de Eduardo Kingsley (n.1868).
William Kingsley Hanahan (f.1898, Caño Hondo) fue esposo de Carmen Johnson y padre de Eugenia, Martha Rebeca, Constanza, Ana María y Flora Sofía Kingsley Johnson (n.1868).
Mientras Osceola Kingsley Hanahan, esposo de Amalia Moore, fue padre de Charles Zephaniah Kingsley Moore (n.Rincón, 1863).
Residió en Cabarete, donde era agricultor y casó en Puerto Plata en 1895 con María Luisa Simón Parlen.
Ciento ochenta años después de la muerte de Zephaniah Kingsley, su apellido sigue vivo en la costa norte de República Dominicana, donde su estirpe permanece unida a sus iniciales lugares de asentamiento, en los que todavía parecen escucharse las cadenas que alguna vez oprimieron a sus esclavos.
Instituto Dominicano de Genealogía