La dirigencia del 14 de Junio estuvo compuesta por un valeroso grupo de actores que, mediante su influencia y acción política, conformaron las estructuras de poder en la organización verde y negra. Por dirigentes, no solo se deben contar a los que ocuparon cargos electivos en la dirección partidaria, pues también se deben integrar a todos aquellos que contribuyeron a movilizar recursos, articular redes sociales y establecer estrategias para fortalecer la posición del partido en el campo político. Ciertamente, como en todo partido de masas, los dirigentes del 1J4 no constituían un grupo homogéneo, tanto en el plano de las ideas como a nivel político, sus roles y niveles de incidencia variaban en función de las dinámicas internas y externas del partido.
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En efecto, mientras algunos dirigentes ocuparon posiciones locales de dominio (Toño Vásquez, Ángel Concepción, Rubén Díaz Moreno, Sostenes Peña Jáquez, Juan María Candelario (Ñaño), Enrique Michel Carrasco, José Padua Falet), otros participaron en las esferas nacionales desde puestos secundarios (Dr. Francisco Carvajal Martínez, Rafael Cruz Peralta, Julio de Peña Valdez, Luis Ibarra Ríos, entre otros) o de apoyo (Leo Nanita Cuello, Juan José Cruz Segura). Esta diversidad refleja las complejas relaciones entre los recursos simbólicos, políticos y económicos que cada dirigente movilizaba. Entre los dirigentes visibles, existían disparidades significativas en cuanto a su peso específico en la toma de decisiones pues a pesar de que Manolo Tavárez y Leandro Guzmán tenían trayectorias similares, el liderazgo principal del movimiento lo detentaba el primero por sobre el segundo.
Algunos actuaron como representantes simbólicos de las raíces históricas del partido, Emilio Cordero Michel, Mayobanex Vargas, Poncio Pou Saleta, Medardo Germán, vinculados a las expediciones de 1959, mientras que otros desempeñaron funciones claves como gestores culturales (René del Risco, Narciso González -Narcisazo-), de recursos (Marcelo Bermúdez, José A. -Papi- Viñas Cáceres) o estrategas (Rafael-Pipe-Faxas, Benjamín Ramos, etc.). También hubo figuras que, sin ocupar cargos oficiales, influyeron de manera determinante en las decisiones del partido como fue el caso de Hipólito Rodríguez Sánchez -Polo-.
Ciertamente, la toma de decisiones dentro de la dirigencia del 14 de Junio no estaba exenta de tensiones pues las mismas atravesaban las posiciones e intereses que tenían tanto de manera individual como colectiva sus miembros. Desde una perspectiva sociológica, sabemos que las dinámicas conflictivas se dirimían a partir de los capitales simbólicos y las relaciones de poder que había dentro de la organización, tal como lo establece la teoría de los campos de Pierre Bourdieu. Así pues, en el 1J4, los dirigentes más influyentes como Manolo Tavárez, Polo Rodríguez, Juan Miguel Román, Fidelio Despradel, Roberto Duvergé, al ser este un “partido de militantes” (categoría que analizaremos en la próxima entrega), tuvieron la capacidad de imponer su visión y orientar la proa de la Agrupación Política hacia dónde debía dirigirse.
No sin obstáculos ni dificultades, el 1J4 superó retos significativos como la fragmentación interna y las presiones externas pero estos desafíos fueron enfrentados en el período 1961- 1963 por una dirigencia que tuvo una extraordinaria capacidad de movilización ya que supo conectar las demandas populares con las estrategias políticas del partido, interpretando las aspiraciones de sus bases y convirtiéndolas en acciones o discursos concretos que fortalecieron la relevancia del 14 de Junio en el escenario político dominicano. De acuerdo con Pierre Bourdieu, son estas interacciones las que definen las posiciones de poder dentro de cualquier campo político, permitiendo a sus dirigentes establecer y mantener su autoridad.
En ese orden, se puede entender porque la dirigencia asumió el foquismo como herramienta de transformación social en ese momento histórico. Esta visión, profundamente arraigada en la cultura política de la época, le permitió sintonizar con las expectativas de un pueblo que deseaba hacer la revolución, lo que les condujo a priorizar objetivos y (a pesar de las voces disidentes) garantizar la cohesión interna. Al respecto, el militante catorcista Raúl Pérez Peña -Bacho- nos explica que “a pesar de la gran influencia de Polo en la dirección del partido, la cual se había ganado por su extraordinaria capacidad de trabajo y su nivel de conciencia política, las decisiones de Manolo pesaban mucho en Polo, y no precisamente por la jerarquía, del primero”.
“En ambos se registraba un interesante fenómeno de complementación. Mientras Manolo le atribuía especial interés a los enfoques y planteamientos de Polo acerca de los diversos problemas de carácter político, organizativo, etc., éste pensaba en Manolo, en su determinación, y así lo sugería, ante cualquier asunto de envergadura en la organización. Me tocó escuchar varias veces de boca de Polo esta expresión: «Lo que Manolo diga, eso es lo que hay que hacer»”.
“Hago el anterior relato porque desde 1963 y con frecuencia se ha pretendido establecer la imagen de que Manolo fue víctima de «quienes lo rodeaban». Se ha dicho incluso que lo engañaron y que se dejó arrastrar como un niño, cuando una vez derrocado el gobierno constitucional de Juan Bosch tomó la determinación del alzamiento armado”.
“Habría mucho que hablar de las razones del levantamiento en el orden político, ideológico, etc. Pero el espacio de esta columna no me lo permite. No obstante, hay que decir que los que, desde distintas posiciones o propósitos hablan de que Manolo “se dejó arrastrar”, en primer lugar, no se ubican en la realidad histórica que se vivía en esos tiempos y, en segundo lugar, desconocen la personalidad del gran dirigente oriundo de Montecristi”.
“Se contradicen los que elogian el liderato de Manolo y sus condiciones excepcionales, al tiempo que lo colocan como un ingenuo que terminó haciendo lo que le trazaron sus más allegados compañeros. Dentro de todo el 1J4 y dentro de la conocida «Infraestructura» que aglutinaba el a la más radical de la organización, “lo que Manolo dijera eso era», parodiando a Polo”.
Comprender estas dinámicas permite visualizar las estructuras de poder, las relaciones internas y las estrategias implementadas por los dirigentes del 1j4. La teoría de los campos de Bourdieu nos ofrece una herramienta valiosa para alcanzar una visión más completa sobre el papel de la dirigencia en la consolidación y transformación del 1J4 como partido de masas en la sociedad dominicana.