La historia económica mundial reciente destaca la caída del salario real por la elevada inflación. El trabajador pagó la mayor parte del costo, es justo reconocerlo en su día. En nuestro país recayó en hogares y familias, por mucho la inflación acumulada supero el incremento de ingresos brutos como muestran las estadísticas entre 2017 y 2022.
Acumulado el Índice de Precios al Consumidor aumentó 30.9% y 19.4% el ingreso por hora (salario) a la semana del trabajador según Encuesta Trimestral del Mercado de Trabajo del Banco Central. La devaluación salarial redujo en 11.5% el poder adquisitivo.
Para evitar aumento de la desigualdad económica y social, la política pública persigue varios objetivos en el mercado de trabajo. Por un lado, que el salario real recupere el terreno que perdió. Para lograrlo en marzo el gobierno aumentó en 19% el salario mínimo de la empresa privada, 13% de inmediato y 6% en febrero del próximo año, y en 20% el de los trabajadores de zonas francas. Se espera que con el aumento nominal de 13% y descontando la inflación que el Banco Central sitúa alrededor de 4.0% ± 1.0% a final de 2023, el salario recupere parte del poder adquisitivo que perdió (11.5%).
Y, por otro lado, recuperar y crear empleos para reducir volumen y tasa de desocupados. Estos objetivos se están logrando con rapidez y con nota sobresaliente para la política fiscal y monetaria. Los hechos no se alteran, lo digo porque de su análisis se extraen las siguientes conclusiones.
Puede leer: Altagracia Guzmán califica de grave «querer tapar el sol con un dedo» en muertes neonatos
Uno, como media anual la economía creció un 8.6% y 8.2% el empleo en los últimos dos años (2021 y 2022), la casi igualdad de tasas indica que el crecimiento del PIB real fue muy intensivo en empleo.
Dos, se recuperaron y crearon 359,695 puestos de trabajo, un promedio anual de 179,848, lo que obedeció, principalmente, a la buena marcha del turismo y otras actividades intensivas en trabajo. Los empleos fueron fundamentalmente de calidad. Los del sector formal representaron 57.8% del total, la cantidad de 207,821.
Tres, los desocupados (abiertos) disminuyeron en 110,940, un promedio anual 55,470 personas. La tasa de desempleo bajo de 7.4% a 4.8%, una media anual de 1.3 puntos porcentuales. Como se observa, el descenso de los desocupados (110,940) fue inferior al aumento del empleo (359,695), la explicación es que la población activa (oferta de trabajo) aumentó en 248,754 personas, buena noticia por lo que implica, encontró ocupación una alta proporción de la población joven que se incorporó a la fuerza de trabajo.
Aunque no tengo espacio para comparar los hechos con los de cualquier periodo del pasado reciente o lejano, el lector curioso que lo haga se dará cuenta que son históricos los objetivos alcanzados en el mercado de trabajo en 2021 y 2022.
Este año continuara la creación de empleos, aunque a menor velocidad, en línea con lo que también se espera para el PIB, que baje de 4.9% a 4.3%. Estimo entre 70,000 y 80,000 los nuevos empleos, una cantidad inferior a los 92.217 creados en 2022.
Como no se esperan cambios significativos en la oferta de trabajo (población activa), el desempleo se reducirá en una cantidad similar, situándose la población inactiva o fuera de la fuerza de trabajo, en 35.4% de la población activa a final de 2023.