Aunque no es el momento de discurrir respecto al contenido de la historicidad, por lo menos hemos de orientar acerca del objeto de la investigación. Ante todo, con el término de historia se alude a la trayectoria del ser humano a lo largo de la existencia, desde su formación en un dilatado proceso de más de dos millones de años. Acaso la nota distintiva que diferencia al género humano radica en la interacción de colectivos por medio de trabajo, conforme a fines y pautado por normas que trascienden en parte determinaciones biológicas.
El principal corolario consiste en que las unidades de la historia no son individuales aislados, sino agregados de corte social, de lo que se desprenden las restantes especificidades. Al tiempo que la historicidad guarda una unidad derivada de la sociabilidad, contiene componentes múltiples que varían y se complejizan conforme transcurre el tiempo. Mientras los demás animales reiteran su comportamiento de acuerdo con pautas dictadas por el instinto biológico, el ser humano innova alrededor del proceso de trabajo y de los lazos de sociabilidad, lo que constituye el contenido del proceso histórico considerado en el plazo más dilatado. Roberto Cassá[i]
Hace unos pocos meses el Archivo General de la Nación publicó un pequeño libro titulado “Aspectos de la metodología de la investigación histórica”, que recoge una interesante conferencia de apertura ofrecida por el historiador Roberto Cassá en el curso organizado por esa institución titulado “Historia del Caribe e introducción a las investigaciones históricas”. Recibí el texto a través de las redes de la Academia Dominicana de la Historia. Desde que lo tuve en mis manos, le leí con fruición y avidez. Tanto me gustó, que le pedí al amigo Cassá que me regalara varios ejemplares para repartirlos entre los estudiantes del Doctorado en Historia del Caribe y de la Maestría en Estudios Caribeños. Amablemente lo hizo, e inmediatamente el material fue entregado a los estudiantes de ambos programas. Al parecerme tan interesante el texto, decidí [1]escribir sobre este valioso texto.
La valiosísima conferencia, recogida en este pequeño pero importante texto, comenzó con preguntas claves, que le sirvieron de punto de partida para iniciar su reflexión: ¿Qué es la historia? ¿En qué cosiste la investigación histórica? O ¿Existe diferencia entre conocimiento e investigación?
Intentando buscar respuesta a estas profundas preguntas, Cassá establece una diferencia esencial entre la historia y las ciencias de la naturaleza al afirmar que la historia se hace inteligible por la aplicación de la razón a su propio decurso, el conocimiento, sigue explicando toma un camino distinto porque es una reflexión sobre sus propias elecciones. “Un punto que orienta a tal respecto radica en tomar conciencia de la utilidad pragmática del conocimiento, así como de las posibilidades y límites que se presentan a las elaboraciones de síntesis como resultados de investigaciones. Se puede investigar por cualesquiera deseos o circunstancias, pero su sentido está conectado con la capacidad de un texto de recoger problemas que interesan a un colectivo sociocultural.”[ii]
Acto seguido Cassá pasa a explicar la especificidad de la investigación histórica, para lo cual afirma que busca “captar informaciones de los hechos acaecidos que escapan a las limitaciones de la experiencia individual, así como a formular propuestas explicativas o interpretativas, que de la misma manera, escapan a las que se producen en la espontaneidad de la existencia de los sujetos individuales y colectivos.”[iii]
Ahora bien, como afirma el conferencista y autor del pequeño libro, la historiografía ha cambiado con el paso del tiempo. Las épocas cambian prioridades y percepciones, lo que preocupó a los historiadores de ayer no necesariamente es objeto de atención de los de la actualidad. Cassá hizo referencia a la Europa del siglo XV cuando se inicia realmente la investigación del pasado como ciencia. Las necesidades del momento determinaron que surgiera una crónica centrada en el registro del poder. Posteriormente, y -ya entrado el siglo XVII, momento en el cual los monjes benedictinos incentivaron el estudio de la documentación del pasado lejano. Es en el siglo XIX cuando realmente nace la llamada Escuela Histórica o Escuela Científica Alemana, cuyo principal representante fue Leopoldo von Ranke. Esta nueva corriente desarrolló y plasmó reglas para la crítica histórica.
Diferencia también a la historiografía tradicional de la moderna. Mientras la primera el punto central de su discurso radica en la aplicación de la crítica a las fuentes. Para los que construyen el discurso de la historia en la actualidad las fuentes constituyen un instrumento, una herramienta imprescindible, es cierto, pero no es, sin embargo, “la materia central de la elaboración de la síntesis histórica. La tradicional se ofusca en el hecho en sí mismo, la moderna en la explicación que tiene que ver con el contexto y la formación social.
En el proceso de escudriñar el pasado, para los investigadores de ayer, de hoy y de mañana, para investigar necesitamos hacernos las preguntas adecuadas para no caer en la irrelevancia y la falta de -originalidad. Por esta razón, “el historiador descompone y recompone la realidad, la explica, la rememora a su manera, hasta donde puede o se propone. (…) En rigor, por consiguiente, la descomposición de la realidad en áreas constituye una operación heurística. La síntesis, aún la muy parcelada o sectorial, apunta a la captación de lo concreto, que social y global.”[iv]
En estos años de docencia, de estar metida en las lides de la Academia de la Historia, donde algunas personas piensan que la historia es una tarea fácil, en la que cualquier improvisado puede llamarse “historiador”, invito a leer esta pequeña obra. Hacer historia es algo serio, porque es una ciencia.
Una cosa es conocer, leer y estudiar, y otra cosa es construir y reconstruir el pasado. Para hacerlo se necesita ver más allá del dato, más allá del acontecimiento, ver más allá de lo que dice el documento. Por eso hay que estudiar teoría y metodología de la historia. Gracias Roberto por ese regalo.
[i] Roberto Cassá, Aspectos de la metodología de la investigación histórica, Santo Domingo, Editora Archivo General de La Nación, Colección Cuadernos Populares No. 5, 2019, pp.13-14.
[ii] Ibidem, p. 15.
[iii] Ibidem, p. 17.
[iv] Ibidem, p.33-34.