Fotografía de archivo del actor estadounidense Ryan Gosling, uno de los protagonistas de la película "La La Land" . EFE/Archivo.
Historias sencillas que van directas al espectador, sin efectos especiales que entorpezcan su visión. A ese planteamiento responden “La La Land” y “Moonlight» dos películas muy diferentes, que se han convertido en las favoritas de la temporada de premios recién empezada.
“La La Land”, el brillante y clásico musical rodado por Damien Chazelle, con Emma Stone y Ryan Gosling, se ha hecho con siete nominaciones a los Globos de Oro, es una de las 10 mejores películas del año para el American Film Institute y ha conseguido ocho premios de los Critic’s Choice.
Mientras que el drama de “Moonlight”, que ha contado con tan solo cinco millones de dólares de presupuesto y que es la ópera prima de su director, Barry Jenkins, está nominada a seis Globos de Oro y ha cosechado galardones en Chicago, Los Ángeles, los Gotham, o los independientes Spirit.
Dos películas que no apabullan con sus efectos especiales, ni con interminables y violentas escenas de acción. Son historias directas. Más amable una, más dura la otra. Pero historias que se presentan tal y como son, sin más adornos de los necesarios.
En el caso de “La La Land”, su presupuesto se ha elevado a 40 millones de dólares, mucho más que el de “Moonlight” pero aún así lejos de los 120 millones que ha costado por ejemplo la historia de ciencia ficción “Passengers” o de los más de 200 que se manejan para cada entrega de “Star Wars».
“La La Land” es un musical a la antigua, una historia de amor, con una preciosa estética “vintage” y muy colorista, todo un homenaje a la era dorada de los musicales de los cincuenta, que ha recibido el aplauso unánime de la crítica.