Como además del lunes la semana tiene otros seis días en los cuales podríamos escuchar “la voz del pueblo” en la Semanal de Leonel, como ha sido bautizado por razones que saltan a la vista, lo primero que hay que decir es que más que abrir un espacio de comunicación directa con los ciudadanos a través de las respuestas del líder de la Fuerza del Pueblo a las preguntas e inquietudes de periodistas, comunicadores e influencers, parece bastante claro que la intención de sus ideólogos es la de competir o meterle ruido al encuentro que todas las semanas celebra el presidente Luis Abinader con representantes de los medios, que el propio mandatario insiste en calificar como una rendición de cuentas de la que ha excluido los temas políticos.
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Cuando se hizo el anuncio de que el expresidente Leonel Fernández haría un encuentro similar al del mandatario, el mismo día y solo unas cuantas horas antes, llovieron los análisis e interpretaciones tratando de buscarle la lógica política o electoral que justificara la decisión, que sospecho todavía no han encontrado, aunque no faltó quien señalara que el único propósito de hacer ese encuentro ese día y a esa hora en medio de un panorama electoral que luce definido son las ganas de joder, un recurso tan válido como cualquier otro en una democracia que al igual que el papel lo aguanta todo.
Pero más allá de la lógica política o emocional que lo llevó a celebrar su encuentro con la prensa el mismo día que el presidente Abinader, que no soy el único en considerar otro traspié de un político que perdió “la magia” con la que consiguió que todo lo que hiciera o dijera cayera bien, están los pocos resultados concretos que podrían esperarse de esos encuentros faltando tan poco tiempo para el día decisivo.
Que por estar, cada hora que pasa, cada vez más cerca, se convierte de manera inevitable en una cuenta regresiva para quien se niega a ver, desde las alturas de su ego hipertrofiado, que perdió el favor del electorado.