Piense lo que usted quiera, está en todo su derecho, pero lo menos que puede decirse del coronel del Ejército Pedro Julio Goico Guerrero (Pepe) es que tiene muchísima suerte, pues nunca ha sido condenado por la justicia a pesar de que ha visitado los tribunales, y también la cárcel, en varias ocasiones por denuncias en su contra.
Todo empezó en 1996, cuando se desempeñaba como jefe de seguridad de la Lotería Nacional, donde fue acusado, junto al ciudadano haitiano Frederik Mazurca, de adulterar los equipos que se utilizaban en los sorteos con el propósito de cometer un fraude; en esa ocasión fue apresado y sometido a la justicia acusado de estafar al Estado con 90 millones de pesos.
En el año 2002, siendo jefe de la avanzada presidencial de su amigo y protector Hipólito Mejía, fue acusado por el Banco Intercontinental de estafar a esa entidad con la suma de 40 millones de pesos, razón por la cual fue puesto bajo arresto en la Secretaría de las Fuerzas Armadas.
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En el 2006, ya coronel retirado, fue enviado a La Victoria tres meses, acusado de uso y distribución de dinero proveniente del narcotráfico en coordinación con Quirino Ernesto Paulino Castillo; en tanto que en el 2007 fue enviado a juicio de fondo acusado de encubrir al mismo Paulino Castillo durante la negociación fraudulenta del famoso helicóptero Colibrí.
Y si es verdad, como publicó Acento, que fue ascendido a general por el presidente Danilo Medina, además de ser favorecido con una pensión de setenta mil pesos y una indemnización de 5 millones por los salarios dejados de percibir desde el 2004 al 2019, vuelve a confirmarse la expresión de que mas vale caer en gracia que ser gracioso.
Pretender ahora que se le indemnice de nuevo, cumpliendo una sentencia favorable del TSA, es abusar de su buena suerte, pero también de los pendejos ciudadanos que serán los que tendrán que pagar con sus impuestos ese premio a sus impunes andanzas.
Claudio Acosta