“Las cosas por limpiar”: La historia real detrás de la serie

“Las cosas por limpiar”: La historia real detrás de la serie

Desde el día de su estreno, 1 de octubre, esta producción ha causado la suficiente curiosidad como para ir escalando en las tendencias de Netflix. Ocupando los primeros lugares, empieza a arrasar y a destronar, poco a poco, a la popular serie coreana El juego del calamar. Una historia basada en la vida real que cuenta la cruda realidad que atravesó la autora, Stephanie Land.

Esta historia fue acogida por Margot Robbie (Birds of Prey; I, Tonya) y John Wells (E.R., Shameless), quienes son los productores de Las cosas por limpiar. La decisión de llevarla a las pantallas de streaming fue decisión propia de Land, luego de lograr el #1 en ventas de su libro titulado Maid: Hard Work, Low Pay, and a Mother’s Will to Survive. En español sería: Criada: trabajo duro, poco pago y una madre que quiere sobrevivir. Siendo un best-seller, según el listado de The New York Times, es de las historias de superación más leídas en los últimos tiempos.

Con unos ensambles similares a películas como En busca de la felicidad y Criadas, esta trae consigo algo que incentiva a ser reproducida por los espectadores: una madre soltera que debe luchar por encontrar un equilibrio tanto personal como maternal. Sin embargo, su vida cuesta arriba una vez decide emprender su propio camino para darle un mejor futuro a su hija, lejos de personas que no le aportan. Ni su ex pareja, ni sus padres.

Se trata de la realidad que viven muchas madres solteras en el mundo. Quienes, por diferentes circunstancias, deben enfrentarse a sacrificios que no cualquier humano estaría dispuesto a asumir.

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El tema que abarca la serie de Netflix

Alex (Margaret Qualley) es una chica que resulta ser una madre soltera, a partir de sucesos complejos como salir de una relación abusiva por parte de su pareja Sean (Nick Robinson). Además, no cuenta con absolutamente nadie y su madre (Andie MacDowell) padece de Trastorno Bipolar no diagnosticado. Su sueño de ser escritora debe ser aplazado si decide mantener y criar a su hija. Para ello, decide buscar un trabajo. Lo consigue y el mismo día que la contratan, debe empezar sus labores como mucama y servidora doméstica en casas de familias con poder y dinero.

Las cosas por limpiar: la historia real

Como ya se mencionó, −basada en hechos reales− esta sigue las dificultades que debe sortear Stephanie Land tras quedar embarazada, fruto de una relación fallida de cuatro meses. Y, no menos importante: era maltratada por su padre, quien, con el pasar del tiempo, se torna violento.

Así que, por múltiples razones de peso, decide independizarse y ganarse la vida por su propia cuenta. Pero lo que ella no esperaba era convertirse en una mucama y cobrar 9 dólares la hora. El salario más bajo que recibía a comparación de otras servidoras domésticas en aquel entonces. Sin ignorar que, no tenía derecho a vacaciones, ni mucho menos le pagaban si se llegaba a incapacitar. La recesión económica de Estados Unidos en 2008 denotó en su vida un impacto aún más fuerte.

Como si fuera poco, debía moverse de manera constante para alojarse junto con su hija en lugares más seguros. Lo inesperado, debido a la precariedad de los derechos laborales, es que ella y su hija se enferman por culpa del moho que había donde vivían al mudarse.

Con ciertas complicaciones económicas recurre a programas federales para recibir subsidios por parte del Gobierno. Pero no era tan sencillo como parecía. Inicialmente, tenía siete opciones para la elegibilidad; sin embargo, nunca tuvo acceso. Stephanie se las tuvo que arreglar viviendo en albergues de mujeres madre cabeza de familia y de bajos recursos. Así que, decidió seguir adelante, sin más, como una criada.

Pero siempre hubo en ella una chispa que le incentivaba a hacer estos sacrificios e iban más allá de criar a su pequeña hija: ser escritora. Lo que inicialmente frustró su plan de ir a la universidad.

¿Dónde está hoy Stephanie Land?

Land ganó una beca para estudiar escritura creativa en la Universidad de Montana y obtuvo su título en 2014. La autora se embarcó en una carrera de escritora independiente, consiguiendo titulares en medios de renombre como Vox y, posteriormente, consiguió otra beca de escritura con el Centro para el Cambio Comunitario tras su graduación. Ahora está casada con Tim Faust, y su familia, con sede en Missoula, Montana, incluye cuatro hijos y dos perros. Con una vida mucho más tranquila y dejando un reflexivo ejemplo de superación con su historia.