En la configuración de la identidad dominicana las élites dominantes siempre han pretendido excluir las características afrodescendientes para poner de relieve solo la herencia hispana, lo que representa un eurocentrismo discriminador y negador de raíces importantes de la cultura nacional, afirmó la antropóloga Tahira Vargas.
“Ha habido un afán de negarnos, por eso no tenemos identidad, porque si no te han forjado una identidad basada en la presencia afrodescendiente, sino que te venden solo las raíces hispanas, entonces no se puede hablar de una identidad.
“Entonces entra el desprecio hacia lo popular porque es barrial, chopo, wawawa, siempre hay un término para decir que no se forma parte de ese grupo porque son bullosos, beben….pero el otro grupo lo hace también, lo que pasa es que no van a un colmadón o a una esquina, se van a un bar”.
Vargas explica que ese prejuicio hacia la negritud persiste porque ha sido fortalecido por los estratos de poder político y económico durante décadas.
“Las élites nuestras son de origen extranjero, europeos, árabes, pero vinieron al país sin un centavo y de forma irregular. Esa élites no llegó con dinero ni con documentos, pero siempre se han afanado por vender una dominicanidad hispanizada, tal como se hizo durante el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo”.
En ese sentido Vargas afirma que, se ha llegado tan lejos en la construcción de una identidad sin los rasgos afrodescendientes, que se ha pretendido extraer de la historia acontecimientos que desmontan ese propósito.
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“A nosotros se nos ha vendido que nuestra independencia fue de Haití, pero 17 años después fuimos ocupados o anexados a España, la verdadera independencia está en la Restauración, pero no podemos presentarla así porque fue contra España, y segundo, porque los héroes de la Restauración eran todos negros, comenzando por Gregorio Luperón, que era hijo de una haitiana”.
Los Intelectuales y la negación afrodescendiente
La difusión de los criterios identitarios pasan por el rasero de los intelectuales, y desde esa perspectiva Vargas considera que, específicamente en la era de Trujillo, forjaron una historia nacional cargada de distorsiones.
“Los intelectuales afectos al régimen de Trujillo fueron los forjadores de una historia que no fue, escrita llena de distorsiones, ausencias y vacíos, porque hasta la misma cultura taína se enseña muy poco. “No se habla de lo que significó la explotación, la violación de las mujeres, la relación entre la población taína y la africana que llegó, los hijos de esa relación….es una historia llena de fragmentaciones y rupturas.
“Entonces es obvio que no podemos tener una construcción identitaria clara cuando no tenemos una construcción histórica clara, sino confusa y llena de ambigüedades, contradicciones, negaciones”, expresó Vargas.
Un divorcio con la realidad
Vargas considera que la negación de la presencia africana en la cultura dominicana ha provocado un divorcio entre las élites dominantes y los sectores populares.
Esa negación, afirma, hace ver a la cultura popular como algo negativo, despreciable, que no debe fortalecerse.
“Porque la cultura popular es totalmente afrodescendiente en todas sus expresiones, en la práctica alimenticia, en las creencias mágicoreligiosas, en la música, y hasta en la forma de hablar”, refirió.
El rol de la escuela
Vargas cuestiona que, siendo la escuela el entorno en el que se debe propiciar la cohesión social y cultural, ha mantenido de espaldas a ese proceso en el contexto de las raíces africanas.
A su entender, la escuela dominicana no se ha dedicado a integrar en el aula esa cultura, “cómo tú pretendes tener una identidad cultural fuerte si no trabajas el fortalecimiento de tus raíces afrodescendientes”.
“La escuela dominicana no acepta un baile de palos, al artesano de la comunidad para que le enseñe a los niños cómo hace las artesanías, no se puede tocar tambores, bailar, o divulgar qué hace la gente con los remedios caseros.
“En la escuela no hay un diálogo de saberes, como debe ser. Si tú tienes un país que ha tenido regímenes dictatoriales y estilo de hacer política vertical, y unas escuelas verticales, cómo recreas la identidad, desde dónde la vas a difundir”, planteó Vargas.