Las neurociencias están de fiesta, se anunció a principio de octubre que se le otorgaba el Premio Nobel de Medicina a tres neurocientistas, ¡qué maravilla! Muchos amigos me han pedido que explique en qué consiste la razón neurológica del relevante premio sueco dado a John O’Keefe, director del Centro Wellcome Sainsbury de Circuitos Neuronales y Comportamiento, University Collage, de Londres y a los esposos Edvard I. Moser y May Britt de Noruega. Las razones fueron los aportes hechos por estos cientistas para clarificar cómo el cerebro se orienta en el espacio y en la planificación de las distintas rutas, lo que permite al órgano rector hacer un “mapa” del entorno, para lograr nuestra orientación. El llamado sistema GPS cerebral.
El término “GPS”, es la abreviatura de Global Positioning System. Es un sistema de radionavegación basado en información satelital, desarrollado y controlado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Permite al usuario saber su localización, la velocidad y la altura de donde está, las 24 horas del día, bajo cualquier condición atmosférica y en cualquier punto del planeta. Al usarlo usted en su vehículo, se oirá una voz “rara” que nos va guiando y nos ayuda a llegar a nuestro destino. Lo tenemos hasta en los celulares. Esto funciona coordinando la acción de por lo menos tres satélites al mismo tiempo, los que mediante un sistema de “triangulación”, se precisa el punto donde convergen por lo menos tres lecturas enviadas desde los satélites, mediante ondas dirigidas a un punto, desde esos tres de los 24 satélites que están en órbita permanente sobre la tierra para estos fines.
Veamos qué han logrado determinar estos neurocientistas. En el 1971, John O´Keefe describió el primer componente de este sistema de posicionamiento, en los cerebros de ratones. Encontró que un tipo de células nerviosas se activaban siempre cuando una rata se encontraba en un lugar determinado y que otras se activaban cuando cambiaba de lugar. Él las llamó en ese entonces “células de lugar”. Precisando que era el área del hipocampo, la que siempre se activaba en cada cambio de posición. El Hipocampo, llamado así por su forma similar a un caballito de mar, es una estructura cerebral situada profunda en el lóbulo temporal del cerebro. Si usted se pone la mano en la “sien”, ahí hondo está esa estructura, que tiene funciones que van desde la conducta, las emociones, hasta la preservación de la memoria. A su lado en esa profundidad cerebral está también la llamada corteza entorrinal, la cual funciona como un “hub” de computadora, dispositivo que permite concentrar varios puertos de USB. Esa zona entorrinal es el puente de conexión entre el hipocampo y la corteza cerebral. Es esa combinación del hipocampo y la zona entorrinal lo que permite consolidar la memoria durante el sueño. Allí se asocian los impulsos de los ojos y los oídos y es donde descansa el “mapa” que tenemos todos de nuestro entorno. Por eso a los pacientes con Alzheimer, cuando se les dañan esas áreas pierden el sentido de la orientación.
Los esposos noruegos, en el 2005, descubrieron otro componente del sistema de orientación cerebral en animales. Ellos las llamaron “células grid” (cuadrículas) que generan un sistema de coordenadas que permiten lograr el posicionamiento. Ellos descubrieron una inusual actividad en la zona entorrinal cuando el animal cambiaba de ubicación. Este sistema funciona haciendo en el cerebro una cuadrícula hexagonal, la figura geométrica de 6 lados y seis vértices. Esto está ya comprobado que funciona por igual en el cerebro humano. Todo esto abre nuevas comprensiones de los procesos cognitivos superiores del cerebro, como la memoria, la orientación, el pensamiento y la planificación. Noten amables lectores, que cuando usted toma el volante deseando ir a algún lugar, si usted no hace un “plan”, es muy probable que le tome mucho más tiempo por no haber hecho previamente un mapa cerebral, activando su GPS interno. El constante uso es la razón de por qué los taxistas de Londres tienen hipertrofiadas las áreas cerebrales de este sistema localizador. Es decir que en equivalencia, la corteza cerebral son los satélites, donde las áreas hipocámpica, la entorrinal, la visión y la audición, son los equipos receptores computarizados y las antenas que usa el GPS satelital.