Haití estuvo prácticamente paralizado este jueves, en una nueva tensa jornada de movilizaciones contra el presidente, Jovenel Moise, en la que se registraron disturbios e incendios premeditados contra instituciones públicas.
En Puerto Príncipe, al menos un millar de manifestantes marchó en dirección al Palacio Nacional, pero a diferencia de días anteriores, sin enfrentarse con la Policía.
La manifestación congregó a mucha menos gente que lo que vaticinaban los organizadores, quienes, después de un mes de protestas sin descanso, habían anunciado para este jueves una “jornada de levantamiento general” para derrocar a Moise.
La mera convocatoria de la protesta, sin embargo, fue suficiente para paralizar las actividades económicas en la normalmente bulliciosa capital haitiana.
Las barricadas, hechas con ramas de árboles, adoquines o con neumáticos ardiendo, impedían el tránsito de automóviles en las principales avenidas y en muchas calles de la capital, mientras que la mayoría de comercios cerró sus puertas para evitar altercados.
Los hechos más graves ocurrieron fuera de la capital, en la localidad de Leogane, al oeste de Puerto Príncipe, donde los activistas prendieron fuego al ayuntamiento, al palacio de Justicia y a una emisora de radio propiedad del diputado oficialista Jean Wilson Hippolite, según confirmaron fuentes cercanas al legislador.
En la vecina localidad de Gressier las llamas devoraron el ayuntamiento, según imágenes difundidas por redes sociales y medios locales.
La jornada de protestas de este jueves coincidía con el aniversario del asesinato del héroe de la independencia haitiana, Jean Jacques Dessalines, ocurrido tal día como hoy en 1806.
Con motivo de esta conmemoración, el presidente Moise hizo una ofrenda floral en honor a Dessalines, aunque debido a las protestas, no la realizó en el lugar habitual, el Puente Rojo, sitio en el que ocurrió el magnicidio, que está ubicado a pocos metros del peligroso gueto de La Saline.
En cambio, Moise eligió el Panteón Nacional, cerca del siempre guarecido Palacio Nacional, donde, en un breve discurso, se dirigió a los haitianos para pedirles que reflexionen para “identificar a sus verdaderos enemigos” y que se unan contra el “sistema».
“Este sistema debe conocer el fin de su reino”, dijo Moise, repitiendo una idea que lanzó el pasado martes, en la que acusó al “sistema” de causar la crisis perenne del país más pobre de América.
A pesar de estas palabras, los manifestantes mantuvieron a Moise en el centro de sus críticas y, a lo largo de toda la protesta de hoy, exigieron la renuncia inmediata del mandatario, a quien culpan de la profunda crisis económica y de la parálisis institucional, que hace que el país esté sin Gobierno desde el pasado marzo.
La manifestación comenzó, de hecho, con una ceremonia vudú, que fue organizada para pedirle “ayuda” a los espíritus para que el presidente deje el poder y se vaya del país.
“Esta ceremonia es una petición que hacemos. Y la petición es que el presidente Jovenel se vaya”, dijo a Efe la santera Ketchin Dolce, en el lugar de la ceremonia, en la avenida Delmas.
Allí, los participantes bailaron en torno al fuego y saltaron una pira en llamas, para convocar a los espíritus y pedirles que les ayuden a expulsar del poder al mandatario.
Después, la manifestación se dividió en dos, un grupo se dirigió a la embajada de Estados Unidos y el otro, hacia el Palacio Nacional.
Frente al palacio, algunos manifestantes se subieron a la estatua de Dessalines y reivindicaron la figura del antiguo esclavo, que se proclamó emperador en 1804, tras triunfar la revolución contra Francia. Poco después del final de la manifestación, se registró un muerto y un herido en un barrio popular cerca del Palacio.
Según un policía consultado por Efe en el lugar de los hechos, el muerto y el herido son ladrones que estaban participando en la manifestación y que fueron tiroteados cuando intentaban robar a una persona.