Las quemaduras: terribles consecuencias

Las quemaduras: terribles consecuencias

Por Julio Ravelo Astacio

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Los factores psicológicos hacen su aparición desde muy temprano, sobre todo si el paciente llega consciente. Es por ello que, desde el primer momento su atención deben ser integral.

Tendremos factores que exigen la atención directa al trauma y la gravedad de las quemaduras, junto a una valoración social y emocional. Haciendo al mismo tiempo énfasis en los aspectos psicológicos. No olvidar que muchos pacientes llegan producto de un trastorno mental: depresión, intentos suicidas, conducta psicopática, psicosis, agresiones, maltratos, violaciones.

Casos hemos tenido en que se debió primero sedar al paciente para poder curarlo o llevarlo a cirugía. Es decir, que una adecuada sedación y analgesia pueden garantizar un trabajo tranquilo, ordenado, exitoso.

Junto al equipo de salud, deben estar brindando el apoyo su núcleo familiar, que luego podemos ampliar con amigos, compañeros de labores con los que tenga buena empatía y disposición de ayudar.

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Un dato a recordar: según la OMS más de 180 mil personas mueren cada año por quemaduras. Agreguemos a esta cifra la cantidad de personas que permanecerán con lesiones permanentes, con discapacidades y limitaciones para el trabajo, la actividad social, familiar. Algunos pasan a ser una pesada carga para el ya maltrecho ingreso familiar.

Permítanme insistir en los aspectos psicológicos de nuestros pacientes. Se considera que alrededor de un 20 a 30% de ellos padecerá estos trastornos durante meses y a veces durante algunos años luego del episodio.

La ansiedad y el estrés forman cadena que se profundiza en estados depresivos. El fenómeno de flashback, la irritabilidad, falta de energía, sin ideas de cómo enfrentar el futuro. Lo incierto de esta nueva etapa de su vida. Sensación de que los demás no tienen idea de lo que está viviendo. Sensación de minusvalía. Insomnio, que por lo general se vuelve resistente a la medicación, obligando al aumento de dosis o al cambio o combinación con otros fármacos. Olvidos frecuentes, sensación de falta de afectos, abuso de alcohol y otras drogas, descuido personal, baja autoestima.

Una proporción de ellos va a requerir el uso de antidepresivos e incluso de antipsicóticos, dado que durante su evolución el paciente tendrá episodios en los que amerite de estos fármacos.

Las quemaduras son lesiones que se deben intervenir de urgencia. No se debe posponer su manejo. Es una emergencia médica de primer orden y mientras más rápido y eficiente sea su manejo por parte del equipo de salud, mayores posibilidades tendremos de salvar una vida y evitar las terribles consecuencias que las mismas pueden producir en nuestros pacientes y sus respectivas familias.

Nunca olvidemos que nuestro país está expuesto de manera permanente a eventos que prácticamente son predecibles, en una ciudad que cada día desborda sus límites, sin acompañarse de las previsiones de lugar. Fuegos, explosiones, fábricas de plásticos y manejo de sustancias, incendio de vehículos de transporte masivo, manejo y transporte de combustible, empresas, industrias, almacenamiento de sustancias inflamables e incluso edificios que no soportan un inventario de este tipo. Podemos agregar construcciones peligrosas y hasta lugares de diversión donde las posibilidades de una evacuación rápida son prácticamente nulas.

Para cerrar este aspecto recordemos las precariedades en que se desenvuelven nuestros valiosos bomberos a nivel Nacional. Las condiciones están dadas. Ojalá nunca más la desgracia vuelva, pero, de que pueda ocurrir un nuevo desastre, es una dura realidad. Todos reconocemos que en cualquier momento esto puede ocurrir, pero no tomamos los correctivos de lugar. No se piensa en la prevención. No planificamos.

La tendencia es aceptar las cosas y reaccionar cuando nos explota en las manos el riesgo que veíamos venir.

Queremos volver a nuestro antiguo “Aybar”, convertido hoy en la “Ciudad Sanitaria”.

Respaldamos la petición del distinguido colega y amigo, Dr. José J. Puello, para que se terminen los trabajos de esa unidad. Ha sido petición reiterada de todo nuestro personal.

Estamos en la obligación de expandir estos servicios, crear otras unidades en los principales hospitales del país. Esto es una necesidad, no es un juego, una búsqueda de promoción. Es la vida diaria la que nos da la razón y quisiéramos no tenerla para que, cada vez sea menor el número de dominicanos que sufran las terribles consecuencias.

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