La República Dominicana tiene tantos problemas que los gobiernos que se suceden no pueden afrontarlos sin establecer un compromiso con las organizaciones sociales, políticas, cívicas y las fuerzas vivas a las que el presidente Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) deberían unificarse para solucionar las problemáticas sempiternas que hastían a la nación.
Injusticia social y laboral, desabastecimiento de agua, apagones, deficiencia de los servicios de salud, alzas de los artículos de primera necesidad y medicinas, crímenes y atracos, caos del transporte, corrupción administrativa, depredación de los recursos naturales, violaciones de las leyes por las empresas mineras y abusos de las transnacionales, evasión fiscal podrían ser frenados con un acuerdo de todos los grupos nacionales.
Son temas de los que el país sólo podrá salir involucrando en la solución a todas las fuerzas vivas de la sociedad, concertando acuerdos y compromisos para, entre todos, buscar la manera de resolverlos.
Pero la auténtica solución requiere la refundación del país a partir de una Constituyente por Voto Popular que redefina al Estado dominicano, rescate la institucionalidad secuestrada por intereses corporizados y garantice que las riquezas naturales, el trabajo social y el progreso beneficien a la población y no sigan secuestrados en poquísimas manos.
La tarea es inmensa, pero inevitable si queremos superar las causas reales de los grandes problemas que aquejan al país.