Por: Alfredo Kramarz
Cerro Maimón es una metáfora útil para pensarse como nación. Provocó discursos con estructura simbólica, apelaciones bíblicas y hasta relatos míticos. Su dimensión trascedente convivía con la técnica, la ingeniería, la geología o la medicina. Esa aparente confusión de planos no provocó desconcierto, sino mucha admiración entre los observadores externos.
Es verdad que no hay política sin conflicto, pero cada cierto tiempo necesitamos apartar del foco a los que hacen de la crítica constante su única ventaja electoral. La lucha de los mineros acumula una épica que genera sentimientos puros y obliga al respeto por su causa. Recordemos que de las minas han brotado algunos de los ejemplos más nobles de solidaridad internacional y enormes muestras de heroicidad.
Dentro del Estado, el papel protagonista le correspondió al presidente Luis Abinader. Tuvo dos momentos de especial relevancia pública, cuando les planteó a los mineros atrapados que tenían una cita pendiente y el rezo del Padre Nuestro al ser liberados. El primero tuvo particular belleza por ser una comunicación en condiciones de angustia y representar la ilusión por la continuidad de la vida, mientras el segundo mostró la fe que une al pueblo dominicano.
Ser capaz de hablar el lenguaje coloquial y la invitación a Palacio Nacional, confirmó la esperanza de todos los que seguíamos en la distancia el operativo. Sin duda, la oración significó el agradecimiento simbólico a todos los protagonistas del rescate. Cabe señalar que ese liderazgo humano/presidencial recibió un apoyo fundamental por parte de otras instituciones del Estado.
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Pienso en el rol determinante del ministro Antonio Almonte quien supo combinar el campo y el despacho, los discursos de Estado y el lenguaje técnico, el diálogo con sus contrapartes internacionales y la coordinación interna. También es muy destacable el esfuerzo del ministro Roberto Álvarez, quien, en un aparente segundo plano, logró que grandes potencias estuviesen dispuestas a ayudar a la República Dominicana. Asimismo, es reseñable el papel de la Embajadora Michelle Cohen y en particular, su capacidad de sensibilizar a altos funcionarios de Canadá con la situación que se vivía en Cerro Maimón.
La llegada del Boeing C-17 Globemaster -con más de 52 mil libras de equipo- al Aeropuerto de las Américas supuso una gran emoción para los espectadores concernidos. Mostraba toda la empatía del pueblo canadiense. Recordemos que el primer ministro Justin Trudeau, la ministra de Exteriores, Mélanie Joly, y la ministra de Defensa, Anita Anand, publicaron tuits sobre la ayuda a Cerro Maimón (esa sensibilidad hacia la causa de los mineros dominicanos tiene importancia de Estado).
Resultó impactante la trasparencia del proceso y su acompañamiento por las voces de especialistas como Rolando Muñoz u Osiris de León. Cuando hubo dudas sobre la utilización o no de maquinarias, tanto Muñoz como De León fueron certeros al diagnosticar la importancia de estas y el objetivo de su uso. Además transmitieron la buena noticia de la liberación de los mineros de forma inmediata.
Habrá que realizar estudios que posibiliten dilucidar las causas del derrumbe. Quizá el viceministro de Minas, Miguel Díaz o las autoridades del Servicio Geológico Nacional puedan contribuir a las inspecciones técnicas correspondientes, incluyendo la cooperación de experimentados ingenieros de países amigos con larga experiencia en gestión de minas similares. Velar por la seguridad minera despertará el interés de la comunidad internacional y la voluntad de colaboración, lo que favorecerá la posibilidad de crear equipos mixtos.