La medida del gobierno ha desatado protestas, un éxodo de hombres temerosos y actos de violencia en el vasto país
Largas filas de automóviles en las carreteras que conducen a los cruces fronterizos de Rusia con Georgia, Kazajistán y Mongolia, y filas similares en los aeropuertos. Muestras de enojo no sólo en Moscú y San Petersburgo, sino también en la provincia de Yakutia y en la región de Daguestán, donde algunas mujeres persiguieron a un policía y gritaban “No a la guerra”. Un hombre que dispara en una oficina de alistamiento en una ciudad siberiana y hiere gravemente al comandante militar, diciendo: “Todos nos iremos a casa ahora”.
Cinco días después que el presidente ruso Vladimir Putin anunció una movilización militar parcial para convocar a cientos de miles de reservistas para luchar en Ucrania, la medida ha desatado protestas, un éxodo de hombres temerosos y actos de violencia. “Pánico. Toda la gente que conozco siente pánico”, dijo David, un ruso que se identificó sólo por su nombre por temor a represalias.
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El Kremlin había pretendido promover sus referéndums en zonas ocupadas de Ucrania como un evento festivo, cuyo resultado hará que esas regiones se unan a Rusia de manera similar a la anexión de Crimea en 2014. Pero ahora lidia con inestabilidad y caos en casa. Mítines organizados por el Estado se llevaron a cabo en Moscú y otras ciudades para celebrar los referéndums, incluso varios días antes de que concluyan unas votaciones que Kiev y Occidente han calificado como predeterminadas, falsas e ilegítimas.
En su discurso del miércoles para anunciar la movilización, Putin dijo que el Kremlin “apoyaría” a las regiones de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón en su intento por incorporarse a Rusia. Pero el estado de ánimo en Rusia no ha sido festivo.