James Solanges y Joseph Vincent son los estadounidenses de origen haitiano que han revelado algunos detalles para esclarecer qué sucedió ese miércoles a las 1:00 de la madrugada en la casa del asesinado presidente de Haití Jovenel Moïse.
Todavía falta mucho por esclarecer, lo que ha llegado a circular en la prensa es que, supuestamente, fueron contratados por el comando para ser intérpretes del grupo de 26 mercenarios colombianos que irrumpieron la casa de presidencial y llevaron el luto al país más pobre de América.
Solanges, de 35 años, se describe como un “agente diplomático certificado”, defensor de los niños y político incipiente en un portal de una entidad caritativa que él estableció en el 2019 en Florida para ayudar a residentes.
En su biografía en el portal, Solages dice que trabajó previamente como guardaespaldas en la embajada de Canadá en Haití. La sede diplomática no ha hecho declaraciones de momento.
Este agente llevaba un mes en Haití.
El haitiano naturalizado estadounidense Joseph Vincent tiene 55 años, de él no se ha reportado más datos que su llegada hace más de seis meses a la nación caribeña.
Su confesión
Según dijo el juez juez de paz Clément Noël al diario “Le Nouvelliste”, Solanges y Vincent confesaron que los mercenarios colombianos habían llegado a Haití desde hacía tres meses.
En el interrogatorio dijeron que fueron contratados como intérpretes, indicaron que ese «trabajo» lo encontraron por internet y aseguraron que la misión consistía en “detener al presidente Jovenel Moise, en el marco de la ejecución de un mandato judicial de instrucción” y “no matarlo».
Detención
Testigos dijeron que una muchedumbre descubrió a dos sospechosos ocultos tras arbustos en la capital, y que algunas personas agarraron a los hombres por las camisas y los pantalones, los empujaron y los abofetearon.
La policía arrestó a los hombres, que sudaban profusamente y llevaban ropa que parecía estar cubierta con lodo, dijo un periodista de la AP.
Los agentes los colocaron en la parte trasera de una camioneta pickup y se alejaron del lugar. La gente los siguió corriendo hasta una estación policial cercana.
Una vez allí, algunos en la muchedumbre comenzaron a gritar: “íEllos mataron al presidente! Dénnoslos. íLos vamos a quemar!”
Uno de los hombres en la muchedumbre dijo que era inaceptable que extranjeros vinieran a Haití a matar al gobernante del país, refiriéndose a reportes de funcionarios de que los perpetradores hablaban español o inglés.
Escepticismo
Las autoridades no han señalado un móvil para el ataque, y sólo han dicho que fue perpetrado por un “grupo altamente entrenado y fuertemente armado”.
No todo el mundo quedó satisfecho con la descripción gubernamental del ataque.
Muchos se preguntaban cómo los sofisticados atacantes descritos por la policía pudieron penetrar la vivienda de Moïse, superar a sus guardaespaldas, la habitación de pánico y luego huir ilesos, pero posteriormente fueron capturados sin planear una fuga exitosa.
Por otro lado, un juez haitiano implicado en la investigación dijo que Moïse fue baleado una docena de veces y que su oficina y alcoba fueron saqueadas, según el periódico haitiano Le Nouvelliste.
Querrás leer: Exmilitares colombianos asesinaron a presidente de Haití hicieron turismo en RD
Según el rotativo, el juez Carl Henry Destin señaló que los investigadores encontraron casquillos 5,56 y 7,62 mm entre la conserjería y el interior de la residencia.
La hija de Moïse, Jomarlie Jovenel, se escondió en la habitación de su hermano durante el ataque, y una empleada doméstica y otro trabajador fueron atados por los agresores.
El primer ministro interino Claude Joseph, que asumió el gobierno de Haití con respaldo de la policía y las fuerzas armadas, solicitó a la gente que reabra sus negocios y regrese a sus trabajos. También ordenó reabrir el aeropuerto internacional.
Querrás leer más: Hija de Jovenel Moïse logró esconderse en habitación de su hermano durante ataque en Haití
El miércoles, Joseph decretó un estado de sitio de dos semanas tras el asesinato de Moïse, que provocó estupor en un país que sufre algunos de los niveles más elevados de pobreza, violencia e inestabilidad política del hemisferio occidental.