Quizás está “Orejeado” o talvez no. Pero en lo inmediato, el popular jugador dominicano David Ortiz tiene un gran mensaje para todos.

“Un día soñé con esto. Lo siguiente que sabes es que el sueño se hizo realidad. Solo Dios puede juzgarme y guiarme. Si yo pude, tú puedes”. Así lo escribió en su cuenta de Instagram.

Aquí hay dos interpretaciones:

Agradecer porque soñó con tener una gran carrera como pelotero y lo logró, o de otro lado, las gracias porque sabe que ya es un Cooperstown. Hasta las 7:00 de la noche de hoy martes no hay nada seguro, pero en cualquiera de los dos escenarios, David tiene razones para sonreír.

David, el pelotero dominicano que se quedó sin trabajo luego de jugar en Minnesota, consiguió un espacio en Boston y nunca se imaginó que se convertiría en una de las figuras más legendarias de la organización.

A horas de su posible elección al Salón de la Fama de Cooperstown, David lleva un 84% de aprobación entre las boletas dadas a conocer.

David disfrutó una gran época porque junto a Pedro Martínez y Manny Ramírez puso a Boston a ganar Series Mundiales luego de más de 80 años de sufrimientos.

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Desde entonces, el dominicano ha sido una leyenda para Boston dentro y fuera del terreno de juego.
20 años en Grandes Ligas, 541 jonrones, 1,768 carreras remolcadas y promedio de bateo de .286, lo hace merecedor de ingresar al Templo de los Inmortales.

Durante su memorable carrera fue 10 veces All Star, tiene tres anillos de Serie Mundial, siete “Bates de Plata”, el honor de ser uno de los grandes bateadores en postemporada y le dio duro a los Yankees

Se levantó justo a tiempo

Sin lugar a dudas que llegar a los Medias Rojas de Boston fue lo mejor que le pasó a David Ortiz, quien a partir de ahí se convirtió en uno de los bateadores más temibles. Boston lo adora y espera por horas su exaltación al Salón de la Fama de Cooperstown. Solo faltan horas para esta noticia.

Desde las 7:00 de la noche, David será tendencia nacional por los millones de felicitaciones que se producirán si finalmente es electo al Salón de la Fama de Cooperstown.

¡Falta poco!