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La expansión de la economía dominicana (4.9% en 2022) puesta de relieve antier por el Banco Central ante una misión de analistas del Fondo Monetario Internacional confiere, al compás de una tasa de inflación 4.49% menor en abril que hace un año, una perspectiva favorable al 2023 influida por regulaciones monetarias en exitosa respuesta al impacto de factores externos. Frutos también de dinámicas actividades generadoras de divisas y de turismo y una resiliencia superior a la de los demás países de América Latina en dos decenios, según las mediciones del FMI.
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Se trata de puntos luminosos que contrastan con resultados negativos de orden social para toda la región, incluyendo a República Dominicana. En lo específico, un informe de la «Red Global contra las Crisis Alimentarias» creada por FAO-ONU describe en curso ascendente el número de habitantes deficitariamente nutridos por altos precios de alimentos y limitación de ingresos. Y en el centro de ese cuadro se menciona al país como afectado en los dos últimos años por una disminución del poder adquisitivo para 1.400.000 personas, marginadas por rigideces estructurales de las bondades del crecimiento, vulnerabilidad monitorizada hasta el último febrero cuando ya la economía lograba una recuperación de poco alcance poblacional evidentemente. Persiste parcialmente, e impide cantar victoria, la crisis global traída por la pandemia, la guerra de Ucrania y otros eventos extremos del clima que convulsionaron sistemas productivos y flujos comerciales.
