Desde niños, miles de habitantes de provincia Peravia planean su vida en Estados Unidos pero muchos hallan muerte en viajes ilegales
Los banilejos ven a EEUU como meta y paraíso anhelado. Baní. “Cuando cumpla los 18 años me voy para Nueva York para sacarte de la pobreza y comprarte una casa donde vivas con mis hermanitos porque aquí no hay futuro”, esta expresión de María a su madre Teresa muestra cómo priorizan los habitantes de Boca Canasta dejar esa demarcación de la que han emigrado a Estados Unidos miles de sus pobladores, al punto de que incluso bautizaron un sector de Boston, Masachussett, con el nombre de la comunidad.
La muchacha quedó embaraza a los once años y desde entonces convive con su pareja mucho mayor, con dos hijos que han procreado. Su progenitora en tanto, trabaja en una agencia de embarques.
Ese deseo, ese sueño y ambición de María es el motivo de tantos banilejos que emprenden la peligrosa aventura de emigrar hacia el país del norte de manera ilegal valiéndose de organizadores de viajes, trama que inicia con los llamados “buscones”, que agencian visas para países de tránsito hasta llegar al “sueño americano”.
Los viajes de banilejos a Estados Unidos no son cosa de ahora, pero la caja de Pandora la abrió la muerte de once en Chiapas, México, y resultó en el apresamiento y sometimiento a la justicia de cinco personas, vinculadas al tráfico de indocumentados.
Los inicios
Habilitados los trámites legales para emigrar a Estados Unidos desde Baní, esos viajes solo estaban reservados a personas vinculadas a grupos sociales y económicos determinados que por lo general iban a vacacionar y garantizaban su regreso. Con escasas excepciones, algunos formaban familia allá. El comercio y los servicios fueron las actividades que acentuaron la fama de los banilejos de ser “hombres y mujeres trabajadores”.
Fue a partir de los ‘80 del siglo pasado, cuando a raíz de la salida del gobierno de Joaquín Balaguer y la llegada del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), abrieron las puertas para que los banilejos, sin importar posición económica y social, emigraran en masa tanto de forma legal mediante visas, e ilegal, sobre todo mediante los “machetes”, la complicidad de los agentes de migración, la alteración de actas de nacimiento, pasaportes y otras modalidades.
Los que partieron
A partir de los 90, la sociedad banileja experimentaba cambios significativos en su composición social, demográfica, cultural y hasta de carácter ético y moral, cuyas expresiones más evidentes fueron la desaparición de los clubes culturales y deportivos de los barrios y campos.
Esto, sumado igual la corriente inmigratoria a Baní, a raíz de la apertura de la zona franca, el espejismo y el efecto vitrina de los que regresaban de Estados Unidos, la construcción de modernas residencias, exhibición de lujosos y costosos vehículos de los “dominican York”, entre otras manifestaciones.
Este flujo migratorio marcó el inicio de la unificación del norte con el sur, dio pie a que fueran borradas marcadas diferencias de discriminación arraigadas en los núcleos tradicionales de Baní, y a que muchos de los que regresaban de Estados Unidos invirtieran en áreas que antes eran prohibidas.
Es así como comunidades como Villa Fundación, Matanzas, Villa Sombrero, Cañafistol, Boca Canasta, El Llano, Mata Gorda, Peravia, Fundación, El Limonar pasaron a núcleos urbanos con una dinámica económica y social que no tenían antes de que emigraran a Estados Unidos muchos de sus hijos e hijas.
Motivo: esfuerzo recompensado
En Baní fueron construidas modernas viviendas, empresas, y es parte importante de los depósitos financieros de la banca formal e informal, pero sobre todo desde entonces ese municipio es una megalópolis debido al fomento de la inmobiliaria, y muchos emigrantes adquieren apartamentos y viviendas.