Shanghái, China. El nuevo banco de desarrollo de los Brics fue inaugurado este martes en Shanghai con el objetivo de que los países emergentes puedan financiarse con un sistema alternativo a las instituciones internacionales, dominadas por Estados Unidos.
La institución internacional, fundada por los cinco países Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), tiene un capital estimado de 100.000 millones de dólares y financiará grandes proyectos de infraestructuras de interés general en los países que lo soliciten.
Esto cinco países representan el 40 por ciento de la población mundial y una quinta parte del Producto Interior Bruto (PIB) del planeta.
La creación del banco es un intento de romper la hegemonía de instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), acusados de no tener en cuenta a las naciones emergentes. El nuevo banco, cuya creación fue anunciada en julio de 2014, estará presidido por un exbanquero indio, K.V Kamath, nombrado en mayo para un mandato de cinco años. Kamath, un profesional experimentado que dirigió durante 13 años el banco ICICI y lo hizo crecer, también trabajó en el Banco Asiático de Desarrollo.
La apertura del banco de los Brics llega dos semanas después de una cumbre de los cinco países, organizada en la ciudad rusa de Ufá bajo el patronazgo del presidente ruso, Vladimir Putin. Rusia, cuya economía se ha visto muy afectada por las sanciones relacionadas con el conflicto en Ucrania y
la caída del rublo, espera que el nuevo banco y sus importantes reservas de divisas sirvan para limitar la influencia del FMI y el BM.
En la cumbre de Ufá, el ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov, destacó que los Brics «ilustran un nuevo sistema de relaciones internacionales multipolares» y demuestran la creciente influencia de los «nuevos centros de poder».
China, la segunda economía mundial, inauguró además otra institución financiera multilateral, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), con sede en Pekín.
El BAII tiene también un capital de 100.000 millones de dólares y fue creado a finales de junio por cincuenta Estados, entre ellos varios países occidentales como Francia, Alemania y el Reino Unido, aunque China es el principal contribuyente con un 30 por ciento de participación.
Sin embargo Estados Unidos y Japón no participan en esta institución.