Existen muchas personas rotas, con grandes dificultades emocionales y psicológicas para gobernar su vida de forma saludable y funcional. Solemos perder la capacidad de asombro cuando escuchamos o nos enteramos de hechos sangrientos, de homicidios, feminicidios, de maltratos salvajes contra niños y mujeres.
En cada acontecimiento de dolor colectivo, parecemos que no los podemos asimilar; pero, por la frecuencia con que ocurren nos hemos ido anestesiando y desensibilizando como sociedad.
Las noticias negativas, el salvajismo social, los comportamientos altamente riesgosos y las reacciones frías, apáticas e indignables, también apunta los resultados de una sociedad en proceso de deshumanización. Una noticia desgarradora trae otra de mayor impacto por el sufrimiento causado, por la falta de respeto a la vida y a las personas.
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Pienso que las personas que reproducen dolor dentro de la dinámica familiar, de parejas, contra los hijos, o contra la sociedad, son personas afectadas y alteradas en su vida psicoemocional por macro-trauma no superado, no tratado y no entendido. Sin embargo, sus resultados de vida hablan y se dejan acompañar por hechos altamente riesgo, doloroso y repugnables, debidos a los daños causados, significando trastornos en la salud mental.
Las personas sanas, funcionales, adaptativas, reflexivas y de vida espiritualmente equilibrada, no reproduce el dolor, el daño y los traumas a otras personas. Debido a que han aprendido a gestionar y superar su dolor, sus traumas, sufrimiento y frustraciones, para ser más saludable y oxigenante como personas.
Aquellas personas víctimas de macro-traumas como son: abusos sexuales, abandono, maltratos psicoemocionales de forma recurrente, suicidio en la familia, alcoholismo y desapego crónico, etc. Estos traumas a veces se quedan en el cerebro y las emociones, para convertirse en actitudes emocionales negativas: enojo crónico, ira, resentimiento, odio, venganza, remordimiento y agresividad.
Muchas personas actúan y toman decisiones movilizadas por esas actitudes emocionales negativas, dañando personas y dañando su propia vida.
En la psicosis, en el trastorno de personalidad antisocial, en los sociópatas y en personas con lesiones orgánicas en su cerebro, son los que cometen grandes daños a la familia, a una pareja o la sociedad. Pero, también, muchas de esas personas han vivido micro y macro-traumas no superados.
El aprendizaje social es individual, contar un con las habilidades y destreza, inteligencia emocional, voluntad y carácter en superar adversidades, dolor y circunstancia difíciles no todas las personas están preparadas.
La vida es dura, de cambios brusco, donde se viven experiencias agradable y desagradable, donde se debe aprender a dejar ir, dejar llegar y dejar ser, pero, también, ceder, perder, retirarse y alejarse de los riesgos y de la circunstancia altamente riesgosas.
¿Qué hacer con los macro-traumas? Superarlos, dejarse acompañar de psicoterapeuta, buscar ayuda y refugiarse de los espacios y personas positivas. Otra solución es aumentar sus factores protectores; familia, amigos sanos, ejercicios, trabajo, espiritualidad, relajación y sanación.
Perdonar y olvidar es dos veces perdonar, construir nuevos propósitos, enfocarse hacia nuevos proyectos, tener calma, y dejar que nuevas experiencias de vida ocupen y superen los micro y macro traumas.
En cualquier etapa de la vida vamos a experimentar circunstancia y crisis para las que no fuimos preparados, sin embargo, le corresponde a cada persona superar su dolor y sus adversidades.