Encuadrado en los meses medios de la mitad del pasado siglo XX ocurrieron acontecimientos cívicos en la historia nacional que le han dado forma y razón de ser a todo lo que se ha vivido en el país desde entonces hasta el presente.
Desde 1949, cuando un grupo de arriesgados expedicionarios en su mayoría dominicanos amarizaron en la bahía de Luperón para venir a combatir a la dictadura de Trujillo que ya tenía 19 años en el poder. Nadie creyó que ese pequeño grupo podía derrocar la solidez de un régimen que poseía el control de todo el país. En un corto tiempo el intento fue un fracaso completo y quedó en el ánimo de la gente de que no se podía intentar otra acción con mayor organización.
Y en 1959, en la euforia cubana del triunfo de Fidel Castro en Cuba, se abrieron las aspiraciones de la libertad dominicana. De inmediato se formó el grupo expedicionario de los patriotas dominicanos y de otros países de la región para su entrenamiento y prepararse para la invasión al país que vendría a los seis meses de la entrada de los rebeldes a La Habana el primero de enero de 1959.
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Otro intento fallido fue el conato de invasión desde Cayo Confites en 1947 cuando un grupo de valientes antillanos se estuvo preparando para otro fallido intento que luego continuó con el fracaso de la bahía de Luperón. Transcurrieron once años hasta el triunfo de Fidel Castro para organizar otro grupo invasor.
Y en el trío de meses del verano tropical de abril, mayo y junio ocurrirían otros acontecimientos patrióticos que conformarían la historia moderna del país que luego de la eliminación de Trujillo en mayo de 1861 se sembraban las bases de acontecimientos que estructurarían la nueva historia.
La muerte de Trujillo llevó al país a incorporarse a la vida de las sociedades democráticas de la región y el ingreso de los dominicanos que ya conocían de la democracia y vida política en los países de la región caribeña y centroamericana contribuyeron a que los dominicanos vivían en la euforia de la libertad.
Y en 1962 nos vimos organizando una sociedad democrática que hasta elecciones libres fueron celebradas en diciembre de 1962 para elegir al primer presidente constitucional que encaminaría al país por un sendero de civismo. Este experimento no llegaría muy lejos, el presidente fue derrocado en septiembre de 1963. Y en abril de 1965 fue sacudido el país por la tormenta cívica del alzamiento de algunas guarniciones militares para reponer la constitucionalidad, dando lugar a una guerra civil de proporciones desconocidas por los dominicanos que obligó a la intervención norteamericana con sus poderosas fuerzas para aplacar el ánimo irredento del dominicano que vio trastornado el esfuerzo improvisado de la guerra civil.
Con miles de soldados extranjeros apostados en el país surgió un arreglo que en junio de 1966 fue elegido el presidente constitucional que marcó el inicio de la etapa democrática que se ha mantenido por la voluntad cívica de la ciudadanía respetando el ciclo constitucional de la alternabilidad. Desde entonces, pese a los temores difusos que albergamos cuando llega un período de elegir a los nuevos gobernantes, superamos cada etapa para afianzar nuestra conducta cívica que a ritmo de merengue y bachata sabemos de la coexistencia pacífica de la población.