Los estudios de la epigenética, de los trastornos por estrés crónicos y de la desesperanza aprendida, apuntan sobre el impacto que tienen en el cerebro las vivencias y frustraciones que modifican la lectura de los genes; pero también ayudan a crear sistemas de creencias distorsionados y limitantes que infieren en el comportamiento y en los resultados de vida.
Los microtraumas son aquellas experiencias desfavorables, negativas o dolorosa que, de forma recurrente o repetida, van dejando huellas somáticas en el cerebro; pareciendo algunascomo hechos triviales o banales que percibimos y vivimos en el día a día y van modificando nuestro carácter, nos endurecen la piel o nos ponen cicatrices en el alma y, cuando no, nos van haciendo más defensivos, evitativos o agresivos.
Esos traumas pequeños, pero significativos en la vida de las personas, se van construyendo a través de la socialización: en la vida laboral, en la interpersonal o grupal, en la familia, la pareja, la religión o en la política, etc.
Los microtraumas se pueden percibir por una traición, una infidelidad, engaños, manipulaciones, desprecio, mentiras, acoso moral, bulling, exclusión social o un daño psicoemocional de forma recurrente.
Decía Aristóteles: “Cada ser humano es único e irrepetible”; o sea, lo que puede ser un microtrauma para una persona y quede marcado en su cerebro, para otra persona puede ser un desafío, un crecimiento, un impulso y una experiencia para ser más resiliente en la vida.
Las respuestas psicoemocionales y conductuales pueden ser disfuncionales e inadaptativa después de un microtrauma: aislamiento, abandonar propósitos, ser huidizo, asumir una soledad tóxica, remordimiento o frustración, distimia o alexitimia emocional.
Sin embargo, las respuestas adaptativa o asertiva después de microtraumas son: enfocarse de nuevo, volver a conectar y continuar con los propósitos y metas, distanciamiento emocional de espacio tóxicos, asumir el ser, dejar ir los microtraumas de forma saludable sin personalizarlos, pero, también, prepararse para dejar llegar otras experiencias positivas, fluir con la vida, en el bienestar, el merecimiento, la autocompasión, la bondad, el altruismo y la reciprocidad.
La recomendación después de macro y microtraumas, salga más resiliente, mejor persona, más fuerte y menos vulnerable, pero nunca permita salir dañado, pesimista, con miedo y en desesperanza.
Los micros-traumas enseñan, se aprende, fortalecen el carácter, crean la resiliencia, y ayudan en el presente y previenen para el futuro.
Es normal que en todo desarrollo y aprendizaje aparezcan dificultades y circunstancias desfavorables, diría que es parte de la vida, jamás hay que verla como frustraciones, dolor crónico o sufrimiento. La vida es dinámica, de riesgo y adversidades, de aciertos y desaciertos, de buenos y días difíciles.
La clave para superar microtraumas es nunca culparse, ni rendirse, ni personalizarlo, ni culpar los demás. Son experiencias donde cada persona es responsable de sus actuaciones, decisiones y resultado de vida.
Recordar siempre: el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Siempre es mejor levantarse que evitar nunca caerse.
Lo significativo en la vida no es lo que pasa, o lo que hicieron con usted, sino lo que usted ha decidido por usted después de un microtraumas.
Siempre es mejor dejarse acompañar de la psicoterapia, crecer y avanzar sin prejuicio, sin daños y sin reseca moral.