Uno de los factores que más influye en la abstención electoral es el tipo de elección; esto puede observarse en la diferencia existente entre las elecciones locales y aquellas que implican la elección de autoridades nacionales; también, tiene suficiente incidencia lo que esté en juego en ese momento, es decir, si la elección de que se trata tiene que ver con asuntos que afectan considerablemente a los(as) ciudadanos(as), estos se verán más motivados a votar; por el contrario, si el asunto no implica factores de mucho interés puede ser un motivo para abstenerse a participar.
En las elecciones de carácter supranacional, por ejemplo, las convocadas para elegir representantes en el Parlamento Europeo en el año 2014, se registró un nivel de participación inferior al 50% en muchos países, con una abstención general de 54,16%.
También, el desinterés por los asuntos políticos tiene gran incidencia en la abstención electoral, en este caso podemos ver razones vinculadas a cuestiones sociológicas y políticas que definen muchas veces el descontento con los métodos tradicionales de participación y la baja calidad del debate político para abordar temas de interés para los ciudadanos.
En países como Latinoamérica las poblaciones con gran exclusión social, los jóvenes y sectores que poseen altos niveles de educación constituyen focos en los cuales el nivel de abstención es más frecuente si observamos las encuestas y estudios sobre la Cultura política o Barómetro de las Américas que se han efectuado durante los últimos cinco años propuesto por el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP). Al parecer, el liderazgo político es poco atractivo para los(as) ciudadanos(as) para movilizarse a las urnas.
El sistema de partidos políticos pocos institucionalizados y con escasa vinculación con los sectores de incidencia en la ciudadanía constituye, además, una causa para el debilitamiento de la participación electoral o la abstención, ya que las organizaciones políticas, como instrumentos fundamentales de la democracia, son los mecanismos a través de los cuáles se generan espacios de participación y representación de los intereses de la ciudadanía. Es por esto que la abstención electoral tiene entre sus causas los bajos niveles de inclusión de nuevos sectores en la toma de decisiones de los partidos políticos.
Este fenómeno, no es solo exclusivo del sistema político y electoral de América Latina, por ejemplo, en las elecciones legislativas británicas del año 2010 se evidenció la falta de correspondencia entre el voto popular y el número de escaños obtenidos por partidos políticos con el sistema del voto mayoritario de una sola vuelta.
Si realizamos una comparación con las elecciones legislativas de Alemania en 2013 observaremos que el sistema implementado por ellos, correspondiente a la representación proporcional, es muy similar el número de votos que cada partido obtiene con los escaños para el Parlamento Federal Alemán.
Es indiscutible que, además del gran problema que representa la abstención electoral para los sistemas políticos y electorales, también, en nuestros procesos electorales no se refleja la proporcionalidad entre la suma de los votos obtenidos por las organizaciones políticas y el número de escaños asignados.
Es por esto, que la búsqueda de un sistema electoral más justo, transparente, eficiente y democrático es una postura digna de defensa, pero además, que la representación política debe procurar romper con la cultura de la abstención, a través de una relación directa entre votos obtenidos y representantes electos.