Louis Kahn: El arquitecto de la monumentalidad

Louis Kahn: El arquitecto de la monumentalidad

El nombre de Louis Kahn pertenece a la historia. Hoy solo nos llega el eco de su mensaje, mientras que la promesa de un nuevo inicio no se ha cumplido. Reina de nuevo la confusión, el ambiente de la arquitectura degenera rápidamente cada vez más a pesar de los innumerables métodos de diseño arquitectónico y el progreso tecnológico. Pero los edificios de Kahn están allí, y nos recuerdan que la verdadera arquitectura existe.

Louis Isadore Kahn nació el 20 de febrero de 1901 en Kuressare, una isla en la actual Estonia (en ese entonces parte del Imperio Ruso). Hijo de dos artesanos de origen judío (el apellido de la familia era Itze-Leib Schmuilowsky), Kahn pasó los primeros años de su vida en Rusia. En 1904, su padre emigró a los Estados Unidos para evitar ser reclutado en la guerra ruso-japonesa. En 1906 toda la familia Itze-Leib Schmuilowsky se instaló en Filadelfia, donde Louis obtuvo la ciudadanía estadounidense, y cambió el apellido a Kahn. En Filadelfia, Louis completó sus estudios, demostrando un gran talento en el arte y la pintura con acuarelas y, durante el último año en Philadelphia Central High School, desarrolló una pasión por la arquitectura. En 1924 se gradúa de arquitecto en la Universidad de Pensilvania y comenzó a trabajar como dibujante en la oficina del arquitecto John Molitor, donde trabajó en el proyecto de la Exposición Universal celebrada en Filadelfia en 1926. En 1928 partió hacia Europa. Durante el viaje, se inspira particularmente en las estructuras medievales de Francia, especialmente Carcarssonne y la Escocia.

Al año siguiente regresó a Filadelfia y trabajó en las oficinas de Paul Philippe Cret y luego de Zantzinger Borie & Medary.

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En 1932 fundó el Grupo de Investigación Arquitectónica (ARG) junto a Dominique Berninger, una asociación cuya misión es el estudio general de nuevas soluciones habitacionales, incluyendo los barrios marginales. La asociación permaneció activa hasta 1935, año que Kahn se matriculó en el Instituto Americano de Arquitectos (AIA) y abrió su propio estudio.

En 1941 se asoció con los arquitectos George Howe y Oskar Stonorov. Los tres colaboraron desde 1942 hasta 1947 en el diseño de cincuenta y cuatro edificios, además, Kahn fue consultor de la Philadelphia Housing Authority, luego en la Comisión Urbanística de la Ciudad.

En 1947, Louis fue contratado por Kowe, director del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Yale, donde empezó a enseñar Diseño Arquitectónico.

El pensamiento de Kahn fue influenciado por su viaje a Europa (1950 al 1951). En ese viaje, como arquitecto residente de la American Academy de Roma, Kahn tiene la oportunidad de visitar las ruinas romanas, los templos griegos y las pirámides egipcias, estructuras estas que expresan la imagen pura de la arquitectura e inspiran en Kahn nuevas relaciones de significado entre forma y función, dando como resultado una visión atemporal de la arquitectura. De estas consideraciones surge el realismo funcional, que es una característica de la filosofía de Kahn: un edificio debe hacer clara y evidente la idea central en torno a la cual se construyó. Del edificio se debe tener una clara distinción entre los espacios de servicios (escaleras o ascensores) y los espacios servidos.

Las formas geométricas primarias y monolíticas, la pesadez de las estructuras, los muros de ladrillo o de hormigón armado a vista, dan a los edificios de Kahn la monumentalidad que caracteriza su arquitectura. En 1951, a su regresó a los Estados Unidos, trabaja durante dos años en el diseño y construcción de la Galería de Arte de la Universidad de Yale (1951-53, New Haven, Connecticut). En este edificio Kahn se aleja de las ideas de Mies Van der Rohe, que subordinaba todos los aspectos funcionales y compositivos a la estructura. Además, la planta no es la planta libre de Le Corbusier, sino que introduce una separación fija entre los espacios de servicios y las áreas expositivas, etc. Kahn valora la recuperación del antiguo en la composición arquitectónica y en la construcción, alejándosele la primacía otorgada al funcionalismo. Esta visión acompañará también su actividad docente, primero en Yale desde 1947, en el MIT, en Princeton y en la Universidad de Pensilvania desde 1957 hasta su muerte el 17 marzo 1974 en New York, muerte provocada por un infarto, cuando regresaba de un viaje en Ahmedabad.

En 1955 diseñó Trenton Bath House; de 1957 a 1965 los Laboratorios de Investigación Médica de la Universidad de Pensilvania, en 1960 el Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla (California) y en 1959 la Primera Iglesia Unitaria en Rochester (New York), en 1961, la Asamblea Nacional de Dhaka (Blangladesh).

El Indian Institute of Management en Ahmedabad en 1963, la Sinagoga Hurva en Jerusalén en 1965, el Museo de Arte Kimbell en Fort Worth, Texas en 1966, el Palazzo dei Congressi de Venecia en 1969, Biblioteca Academia Phillips en Exeter (New Hampshire) en 1972, Centro de Arte británico de la Universidad de Yale, construido en 1978.

Louis Kahn fue considerado, en los últimos años de su vida, el mayor arquitecto estadounidense viviente. Su trabajo orientado a la investigación del significado esencial del diseño arquitectónico, ha invertido la relación entre forma-función, hasta el punto de re-escribir las reglas de la arquitectura.

Si analizamos atentamente los escritos de Kahn nos damos cuenta de una idea de “teoría” de la arquitectura, basada filosóficamente en parte, en las ideas filosóficas de Martin Heidegger.

El famoso interrogativo kahniano, ¿“Qué cosa quiere ser el edificio”?, Kahn sugiere que los edificios poseen una “esencia” que determina la solución arquitectónica. La posición de Kahn representa una inversión de las ideas que plateaba el funcionalismo. El insiste en la existencia de un “orden” que anticipa el “diseño”. Una de sus teorías más conocidas comienza con las palabras: “el orden es”. Este orden comprende toda la naturaleza, incluso la humana, así como decía “una rosa quiere ser una rosa”. En sus primeros escritos Kahn usó la palabra ‘forma” para indicar lo que una cosa quiere ser, el término “forma tiene un significado más limitado, así introduce el concepto de pre-forma, luego prefirió indicar el campo de las esencias como “silencio”. El silencio “inconmensurable” (no se puede medir), pero tiene una “voluntad de existir” que determina la naturaleza esencial de las cosas. La voluntad de existir viene satisfecha por el diseño que equivale a una traducción del orden interno en cosa concreta. La arquitectura es ante todo expresión de las instituciones del hombre, que se remonta a ese origen en que el hombre llegó a realizar sus deseos o sus “inspiraciones”: aprender, vivir, trabajar, conocer, cuestionar, expresar. Kahn mencionaba la escuela como ejemplo de institución derivada de una inspiración: “la escuela comenzó con un hombre debajo de un árbol, un hombre que no sabía que era profesor, y que empezó a discutir sobre lo que habían entendido con algunos que no sabían que eran estudiantes. Los estudiantes comenzaron a reflexionar sobre lo que había pasado entre ellos y el efecto benéfico de ese hombre. Ellos también desearon eso para sus hijos, así se levantaron espacios y las primeras escuelas empiezan a existir”. Kahn habla de las formas básicas de “estar en el mundo” para usar la terminología de Heidegger. El punto de partida de Heidegger fue su concepción del hombre (Dasein) como “estar en el mundo”. Esto implica que el hombre no puede entenderse aisladamente de su “entorno” y que la comprensión del mundo se produce en referencia al hombre.

En 1944 se publicó la obra de Kahn “Monumentalidad”. El texto tiene un enfoque filosófico y se centra en algo que la arquitectura moderna nunca ha estado interesada. Los últimos arquitectos y teóricos que se ocuparon de monumentalidad pertenecieron a los regímenes totalitarios, como el fascismo. En el capitalismo no hay necesidad de monumentalidad en los edificios, pero entendió este concepto más vinculado a la forma que a la función. Para Kahn la arquitectura debe aportar valor y significado a la ciudad a través de las formas.