Mary Shelley: visionaria del Siglo XIX -autora de Frankenstein, el moderno Prometeo

Mary Shelley: visionaria del Siglo XIX -autora de Frankenstein, el moderno Prometeo

Parte 3 de 3
Análisis crítico

Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley fue escrita en 1818 (hace 206 años) cuando la autora contaba con solo dieciocho años. La novela original fue escrita en el idioma inglés, consta de 283 páginas, según la edición de que se trate; comprende una introducción escrita por la misma autora; cuatro cartas y veinticinco capítulos. Esta novela de amplio espectro explora temas como la conexión entre el hombre y la naturaleza, la ambición desmedida, la responsabilidad científica, la alienación, la búsqueda de la identidad, las consecuencias de jugar a ser Dios, la amistad, el amor, las relaciones entre la libertad individual y la autonomía moral, así como temas oscuros y misteriosos. Se considera una de las novelas más traducidas de todos los tiempos y ha sido adaptada a la pantalla grande en numerosas ocasiones desde que se estrenó la primera adaptación cinematográfica en 1910.

El prólogo escrito por la misma autora establece el tono y el contexto para la historia, incluye reflexiones filosóficas, toca el tema de la responsabilidad del escritor y la capacidad de la ficción para explorar temas profundos y universales.

La novela fue escrita desde las alturas del romanticismo y pertenece al género literario de la ciencia ficción gótica con elementos de horror y tragedia. La psicología, la metafísica y la ciencia permean el texto. Jorge Luis Borges (2005), refiere que esta obra adquiere una dimensión metafísica, donde los personajes y sus acciones se convierten en símbolos de las obsesiones y contradicciones que acechan a la humanidad. Shelley incluye un epígrafe para introducir o establecer el tono, el tema y el significado de la novela.

Se trata de una cita de “El Paraíso Perdido” de John Milton (2012 /original, 1667): «¿Acaso te pedí, / Creador, que de mi arcilla/ me moldearas hombre?/ ¿Acaso te rogué/ que me sacaras de la oscuridad para promoverme?». M. Shelley utiliza esta intertextualidad como una reflexión profunda de la criatura sobre su propia existencia y su relación con su creador, el Dr. Víctor Frankenstein. Esta pregunta encierra el conflicto central de la novela en el que la criatura cuestiona su origen y busca comprender su lugar en el mundo.

La historia gira en torno al joven científico Víctor Frankenstein, quien obsesionado por la idea de conocer los secretos de la existencia lleva a cabo un experimento para dar vida a un ser humano artificial. Lo logra con sus conocimientos de alquimia. El resultado es una criatura monstruosa y desfigurada, a la que Frankenstein abandona por miedo y repulsión. La criatura (en ningún momento es referida por su nombre) abandonada, rechazada por todos y en una soledad absoluta busca venganza contra quien él considera su “padre” pues lo abandonó cuando debía cuidarlo. La novela no solo aborda temas como los del científico temerario y sin límites, la responsabilidad moral, el rechazo, el sufrimiento, el papel de la madre y el padre y la soledad, sino que explora las consecuencias éticas y sociales de la búsqueda del conocimiento y el poder sin límites.

La obra puede considerarse una reacción a la primera Revolución Industrial. Víctor Frankenstein es el nuevo Prometeo que busca develar al mundo los secretos de la vida y la muerte. Mary Shelley quiere recuperar el aspecto simbólico que el nuevo mundo industrial pretende que se pierda en el olvido. Para ello hace uso del mito del titán Prometeo, aquel que robó el fuego de los dioses y lo entregó a los humanos para ayudarlos en su desarrollo. Recordemos que a Prometeo también se le atribuye la creación de los seres humanos a partir del barro. Hagamos un paralelismo con la creación de la criatura de manos del Dr. Frankenstein. Prometeo desafió a los dioses, Frankenstein por igual. Este acto de desafío y rebelión llevó a Zeus a castigar severamente a Prometeo. Asimismo, el Dr. Frankenstein sufrió el castigo del terror y el miedo que le provocaba su propia creación y la culpa que le perseguía hasta en los sueños. Como castigo por su desafío, Zeus ordenó que Prometeo fuera encadenado a una roca en el Cáucaso, donde un águila le devoraría el hígado cada día. Igualmente, el doctor sufría el castigo de sus acciones, ya que el monstruo al sentirse solo, abandonado y desesperado, asesinaba a todos los que el doctor amaba.

Prometeo fue finalmente liberado. Frankenstein quizás encontró su liberación a través de su propia muerte. El paralelismo no es casualidad, pues Mary Shelley y su esposo Percy Bysshe Shelley dejaron huellas escritas de sus estudios sobre el mito de Prometeo.

Al analizar la novela vemos que la autora sumerge al lector en una atmósfera tensa al tiempo que sume al Dr. Frankenstein en una tenebrosa. El aspecto gótico está representado por los castillos oscuros, cementerios y ciertos espacios misteriosos y lúgubres como el laboratorio del Dr. Frankenstein, lo que contribuye al ambiente terrorífico. La atmósfera de miedo y terror es creada y ampliada a través de la idea de una ciencia sin límites (descontrolada), los diálogos filosóficos sobre el bien y el mal, la densidad de los ambientes e inmensidad de los paisajes. Mary Shelley domina bien la introspección y la psicología del miedo y la usa con maestría. Podemos ver cómo lo sobrenatural, por ser inexplicable para el ser humano, se convierte es una fuente primordial de temor que la autora despliega convenientemente. M. Shelley logra crear un ambiente inquietando a través de lo macabro y horroroso. El Dr. Frankenstein después de crear la criatura le teme a su reacción, a lo que es capaz de hacer; le tiene miedo a lo desconocido: ¿quién es realmente y cómo funciona el ser (espíritu) que habita dentro de aquella criatura? Las respuestas posibles son insondables. El joven Dr. Frankenstein quería conocer los secretos de la vida y la muerte y a pesar de su extraordinario logro (la criatura), no pudo develar los secretos del más allá.

En cuanto al estilo literario, Mary Shelley demuestra un dominio excepcional del lenguaje, utilizando una prosa evocadora y poética. Su vocabulario es rico y variado, con una predilección por palabras y frases que evocan imágenes vívidas y atmósferas inquietantes. Además, el uso de la simbología y las metáforas contribuye a la profundidad temática de la novela, agregando capas de significado que invitan a una interpretación más profunda. Por otro lado, hay un desarrollo importante de personajes ricos en matices y complejidades, lo que los hace memorables y convincentes. La relación entre Víctor Frankenstein el científico atormentado y la criatura solitaria y afligida que busca comprensión y aceptación en un mundo que lo rechaza es el núcleo de la novela. En cuanto a la estructura temporal es compleja y fragmentada, con narradores que retroceden en el tiempo para contar su versión de los eventos. Esta técnica de narración no lineal subraya la temática central de la historia, especialmente en lo que respecta a las consecuencias de las acciones pasadas de los personajes y su incapacidad de escapar.

La estructura narrativa de «Frankenstein» es notable por el uso de múltiples voces y perspectivas. Mary Shelley crea una rica y compleja red de voces narrativas que dan profundidad y textura a la historia a través de cartas (n. epistolar) y otros testimonios como son: los diarios de Frankenstein y los episodios de la criatura… La novela aborda una amplia gama de temas universales, incluyendo la naturaleza del bien y el mal, la búsqueda del conocimiento, el poder y la responsabilidad del creador, la alienación y la soledad. Estos temas se entrelazan hábilmente a lo largo de la trama, ofreciendo al lector una reflexión profunda sobre la condición humana y las implicaciones de nuestras acciones.

Cerremos este ensayo con las últimas palabras de la criatura de Frankenstein:
“Pero pronto moriré”, gritó con triste y solemne entusiasmo, “y no volveré a sentir lo que ahora siento. Pronto este ardiente sufrimiento cesará. Subiré triunfalmente a mi pira funeraria y me regocijaré en la agonía de las torturantes llamas. Se apagará el reflejo del fuego y mis cenizas serán arrastradas por el viento hasta el mar. Mi espíritu dormirá en paz y, si piensa, seguramente lo hará de manera diferente. Adiós”.

Nota: Hoy por hoy existen científicos que se encuentran creando nuevas criaturas (vida artificial). Quizás esta novela tenga algo que enseñarles…