Michelangelo Buonarroti (1475 1564). Fue pintor, escultor, arquitecto y poeta italiano. Heredero del gran interés por el arte de los Medici de Florencia, alcanzó la cima de su carrera artística gracias a las magníficas creaciones para los papas de Roma, por ejemplo, los extraordinarios frescos de la Capilla Sixtina en el Vaticano. Genio artístico por excelencia, figura fundamental del Renacimiento. En sus obras se refleja la crisis de una época que se inclinaba hacia las guerras religiosas y la represión de la Contrareforma. Su larga vida (89 años) coincidió con un periodo crucial de la historia europea: La Reforma Protestante iniciada por Martin Lutero en 1517, metió en crisis la fe católica, así como el astrónomo Copérnico que asombró al mundo al revelar la verdadera posición de la Tierra en un sistema heliocéntrico y el descubrimiento del Nuevo Mundo, en 1492, estos acontecimientos generaron una nueva visión del universo, con nuevos lugares, razas y especies que no aparecían en la Biblia, y creaban dudas en muchas verdades establecidas. El desarrollo comercial y el pensamiento secular favorecieron una nueva consideración del individuo y de la figura del artista. Michelangelo (Miguel Ángel), provenía de una familia de comerciantes y banqueros de Florencia. Su padre era un funcionario con buena posición en la ciudad. Desde muy joven se interesó por el arte, a pesar de la oposición de sus padres. Con solo 13 años entra como aprendiz al taller del gran artista Doménico Ghirlandaio, donde aprendió diversas técnicas pictóricas, incluida la pintura al fresco, que luego aplicó con excepcional maestría en la Capilla Sixtina. Aunque más tarde Michelangelo se referirá a estos años de formación con cierto desdén, pues creía que su arte era un don divino y no el resultado de una educación. En el 1489, Lorenzo de Medici empezó a apoyar la educación de Michelangelo, este entra en ese ambiente cultural integrado por los poetas, filósofos y artistas más famosos de la época, esto fue absolutamente una fuente de gran aprendizaje para el joven artista. En la academia del Jardín de San Marco, financiada por el Magnífico se celebraban encuentros filosóficos presididos por Marsilio Ficino, el gran filósofo y traductor de los textos platónicos, Florencia se convirtió en un centro del neoplatonismo que, unido al cristianismo, influenciaron al joven artista. La academia de San Marco permitió a Michelangelo sumergirse en el arte de la antigüedad clásica, que durante décadas se había convertido en la principal fuente de inspiración de los artistas florentinos. Allí conoció a Bertoldo di Giovanni (discípulo de Donatello), quien lo introdujo en la escultura, que luego Michelangelo consideraría un arte “superior”. En ese periodo esculpió el alto relieve de mármol “Batalla de los Centauros”, inspirado en los sarcófagos romanos. Su virtuosismo artístico era tal que se cuenta que una de sus estatuas fue hecha pasar por antigua y vendida a un coleccionista, este, el cardenal Raffaele Riario, se convirtió en mecenas del joven artista florentino. Desde joven, el arte de Michelangelo presentaba características originales que iban más allá de la simple imitación del clásico. Sus esculturas brillaban con intensa fuerza y parecían poseídas por una tensión interna. La obsesión por la representación del cuerpo humano se convirtió en una constante en su carrera. Como se desprende de cartas a sus hermanos, Michelangelo no tuvo una buena relación con su familia, y nunca aceptó ser apoyado por asistentes, a pesar de la enormidad de sus obras. El interés por la figura humana, y mas concretamente por la masculina, se explicaba por la homosexualidad del artista, y su conocida relación con el joven patricio Tommaso dei Cavalieri durante su edad adulta. La tensión de muchas de las creaciones de Michelangelo se explica como reacción a los acontecimientos históricos que vivió directamente y determinaron su producción.
Puede leer: La tarde cuando Bobby Fischer no bajó a jugar de Mayra Montero
Recordemos, las violentas predicaciones de Savonarola en 1492 contra la corrupción del Papa Borgia (Alejandro VI) y los excesos que reinaban en Florencia, esto estimuló profundamente las inquietudes religiosas de Michelangelo. Dos años más tarde, Carlos VIII invadió Italia, obligando a los Médici a abandonar Florencia. Buonarroti se traslada a Venecia y luego a Bologna. En 1496 el artista viajó a Roma y permaneció allí durante cinco años, Roma se había convertido en un centro de atracción para los grandes artistas, apoyados por Alejandro VI, Papa Borgia. Para demostrar su talento Michelangelo realizó su primera obra maestra, la Piedad Vaticana. La perfección clásica de las figuras asombró a sus contemporáneos. En 1501 el artista regresó a Florencia, el ambiente que había creado el Savonarola (ejecutado tres años antes) había transformado Florencia en una República, a pesar de las maniobras de los Médici de restaurar el principado. Al regreso de Michelangelo una serie de reformas constitucionales consolidaron el nuevo régimen. Buonarroti se identificó con el orden republicano, a pesar de los favores que había recibido de los Médici. El Davide de Michelangelo fue concebido como la máxima expresión del ideal republicano que dominaba Florencia en aquella época. En 1505, Michelangelo regresó a Roma. El Papa Giulio II (1503 – 1513) le encomendó el ambicioso proyecto de construir su tumba, aunque inicialmente el artista estaba muy emocionado este encargo se complicó enormemente por los retrasos, al punto que Giulio II envió a Michelangelo a Bologna donde estuvo dos años. En algunos escritos manifiesta su pesar por la obra que no lograba concluir, en 1508, a su regreso a Roma recibió un nuevo encargo que lo alejó del mausoleo (tumba de Giulio II), para dedicarse a la ejecución de los frescos de la Capilla Sixtina. Inicialmente esta obra monumental iba a estar compuesta por una simple representación de los Apóstoles, Michelangelo convenció a Giulio II a cambiar por completo el proyecto. Hasta 1512 el artista realizó esta obra compuesta por más de 300 figuras. La apertura de la capilla al público fue un auténtico acontecimiento, su fama se extendió inmediatamente por toda Europa, Buonarroti fue reconocido por todos los intelectuales y artistas de su tiempo, que lo colocaron por encima de su contemporáneo más famoso, Rafael Sanzio. Giulio II fue solo el primero de una serie de papas que apoyaron la carrera de Michelangelo durante más de medio siglo. En 1513, Giovanni de Medici, hijo de Lorenzo el Magnifico, ascendió al trono papal. La familia Medici recuperó el poder en Florencia.
Michelangelo a partir del 1519 trabajó en la fachada de la Iglesia de San Lorenzo, en las tumbas de los Medici y en la Biblioteca Laurenziana. El Papa logró mantener a Michelangelo alejado de las obras de construcción de la tumba de Giulio II, en virtud de viejos y nuevos rencores entre los Medici y la familia Della Rovere. Antes de su muerte, el Papa Clemente VII (1523-1534) encargó al Buonarroti, representar el Juicio Final para el muro de entrada de la Capilla Sixtina, su sucesor, Pablo III Farnesio (1534-1549), confirmó la petición. El resultado fue la obra de un artista inmerso en una profunda crisis espiritual, admirador de Dante y su Divina Comedia, la representación del terror de los condenados y el destino de los bienaventurados. Michelangelo participó en el ambicioso programa de renovación urbana de Roma, como arquitecto se dedicó a obras impresionantes como la ampliación de la Basílica de San Pedro, la construcción de la Piazza del Campidoglio y Porta Pía. La Cúpula de la Basílica de San Pedro fue diseñada y construida hasta el tambor por Michelangelo Buonarroti y finalizada, tras la muerte del maestro, por el arquitecto Giacomo della Porta, quien trabajó junto a Doménico Fontana de 1588 a 1590, logrando terminar la cúpula en 22 meses gracias al trabajo incesante de 800 obreros. La cúpula, doble casquete con una cavidad en forma ojival, reproduce la experiencia de Brunelleschi en la Cúpula de la Catedral Santa María del Fiore de Florencia. El 18 de noviembre de 1593, la gran esfera de bronce dorado coronada por la cruz, obra de Sebastiano Torrigiani, fue colocada en la cúspide de la linterna. En el friso de mosaico de la imposta de la cúpula está escrito, en grandes letras azules sobre fondo dorado “tv es petrvs et svper hanc petram aedificabo ecclesiam meam et tibi dabo claves regni caelorvm” (“Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificad mi iglesia y yo os dare las llaves del reino de los Cielos”). La superficie de la cúpula es de 3000 m2, dividida por nervaduras en dieciséis compartimentos cuneiformes con fondos y espacios predeterminados, cubiertos de imágenes sobre un fondo de un cielo dorado de estrellas. La tapa interna de la linterna alcanza los 117 metros de altura, la altura en la parte superior de la cruz tiene más de 133 metros. Michelangelo Buonarroti es el primer artista verdaderamente moderno, capaz de oponerse a todo y a todos, incluidos los papas, para expresarse a su manera. Generoso con los humildes, intolerante con los rivales, apegado a su dinero, ascético, transgresor. Michelangelo fue escultor, pintor, arquitecto, poeta, etc., durante su vida fue aclamado, sobre pagado, imitado, odiado. Solitario, por elección, por necesidad, por destino.