Tras ser reconocida por el Senado de la República, en una ceremonia que contó con la presencia del presidente Luis Abinader y una gran parte del Gabinete, la doctora Milagros Ortiz Bosch llamó a la sociedad dominicana a discutir y diseñar un programa de desarrollo para definir cuanto queremos crecer.
“Este es el momento para dejar atrás el pasado que viví y construir la democracia que, desde los Trinitarios hasta la juventud en la Plaza de la Bandera, reclaman a la República Dominicana”, expresó la ex vicepresidenta de la República y senadora del Distrito Nacional al recibir el pergamino contentivo de la resolución senatorial de manos del presidente de la cámara, Eduardo Estrella.
Afirmó que el país ha decidido avanzar, ya que tiene las fuerzas acumuladas para superar los fracasos del pasado y construir una nación en desarrollo, en transparencia, en producción y sobre todo en democracia.
Al emitir una opinión que definió como no consultada ni supeditada, la actual directora de la Dirección General de Etica e Integridad Gubernamental (DIGEIG) propuso no discutir un pacto fiscal. “No nos aferremos a una palabra ya cansada, publicitariamente negativa, con todo un libreto de años para impedirla, libreto que se comienza a desempolvar”.
Y agregó que “lo que necesitamos es un compromiso compartido, una visión del desarrollo, de la República Dominicana”; sé que me contestaran que existe la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, pero que no lo repitan quienes la redactaron y la aprobaron, y la dejaron descansar demasiado tiempo”.
Al pedir no perder más tiempo en la búsqueda de ese objetivo, Ortiz Bosch abogó por una nación de derechos a la inclusión, de emprendimientos, de trabajo, que reconoce la creación, de cultura, y repito cultura porque es el resultado que alcanza un país en desarrollo; una democracia moderna, de instituciones que asumen la conectividad como elemento esencial de la competitividad y se sustenta en el fortalecimiento institucional”.
“El debate no es cuanto necesitamos, si no cuanto queremos crecer. Y si lo decidimos, integrarnos al mundo de hoy, sin olvidar a Adam Smith, no tengamos miedo de acercarnos al grupo de los 8 o de los 20 que gobiernan el mundo, Tengamos el atrevimiento de confesar que leemos la revista Forbes, no para conocer el JET SET, sino para saber cómo y donde crece la riqueza en el mundo. Y descubriremos que no crece como hace cerca de 6 siglos por transformación de las materias primas de hierro en tornillos, de acero en varillas, sino en acumulación de datos, nuestros datos y eso debe modificar nuestra perspectiva como ha cambiado en el mundo la visión de beneficio y el compromiso social. El ciudadano no es un número, en un demandante de servicios con hambre de participación e integración”.
A continuación el texto completo de su discurso:
“Descubrimos la importancia de la política en tiempos de tiranía: la descubrimos en la angustia de cada mañana de mi madre, Angelita y de las tías Ana y Josefina, cuando su padre, José Bosch Subirats, el abuelo, llegaba cada mañana para vernos partir, a mis primos y hermanos, hacia el colegio.
¿Por qué ese gesto de ternura causaba angustia?
En la ruta del abuelo a nuestras casas o de vuelta a la suya, el abuelo, casi siempre era seguido por agentes de seguridad. En ese tránsito fue detenido varias veces. Así que cuando sus hijas escuchaban sus “buenos días” sabían que, hasta el próximo día, abuelo estaría en libertad.
Y comprendimos que esa angustia familiar, individual, termina por constituirse en una angustia social porque la negación de derechos a unos pocos termina en negación de derechos para los más.
Y supe entonces, que pasaba en otras familias; que en otras casas como en la nuestra la radio se escuchaba en el baño con los grifos de agua abiertos. Cientos de familias tenían vigilancia permanente y algunas visitábamos los presos cada jueves. Otras nunca supieron dónde estaban sus hijos, hermanos y esposos. Desde entonces tuve la certeza de que la lucha contra la dictadura, el cambio de estructura en el poder político, requiere organización, unidad de fuerzas y razones claras para inspirarla.
En esas circunstancias buscando la libertad encontré la política y abracé la democracia. No tuvimos alternativa. Estudié derecho para sustentarla, política para comprenderla, sistemas políticos para no confundir el camino.
Ese camino me trajo hoy ante ustedes, ante el Senado de la República, para este reconocimiento, que recibo agradecida, para compartirlo con todos los que, como ciudadanos, cumpliendo con derechos y deberes, hemos soñado con la eficaz y transparente construcción de una democracia igualitaria y honesta, sobre todo en el manejo de los recursos públicos, con igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, urbanos o rurales, de todas los colores; democracia de compromiso entre gobernantes y ciudadanos para construir juntos la gobernanza, el buen gobierno, el que facilita el desarrollo y el derecho al bienestar de las gentes.
En el ejercicio político, en las alzas o caídas de sus olas, por más de 70 años, he sido testigo de hechos que, acompañados de interpretaciones del momento histórico o coyuntural, erráticos o certeros, hicieron avanzar o retrasar nuestras instituciones. Y hoy, al agradecer esta convocatoria al Senado de la República y deferentemente al proponente, senador por la provincia María Trinidad Sánchez, Arístides Victoria Yeb, a su mesa directiva y a todos los senadores y senadoras;
Agradecida dejaré algunas experiencias de lo vivido, o lo por vivir, Como la que, en menos de 9 meses, entre diciembre 1962 a septiembre de l963, por llevar en las manos el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que sirvió de referencia al debate de ideas políticas entre el Profesor Juan Bosch y el padre Lautico García; apenas unos días después vi a la sociedad elegir masivamente presidente al Profesor Juan Bosch, y 7 meses después vivimos el proceso que derrocó a esa recién nacida democracia.
Lo Vivido:
Me parece oportuno que, desde esta tribuna, la que me permitió compartir como Senadora con Eduardo Estrella, hoy presidente del Senado de la República, con Ginet Bournigal, Secretaria del bufete, y la senadora por Bahoruco, Melania Salvador de Jiménez, juntos con nuestros compañeros del Acuerdo de Santiago, los senadores reformistas y Jaime David Fernández Mirabal, fuimos protagonistas de la aprobación de la ley 66/97 de Educación, la 87/01 de Seguridad Social, El Código Monetario, la Ley de Carrera Judicial, de las reformas en beneficio de la Mujer, Ley 24/97 y de la Reforma Agraria que les posibilitó a las mujeres ser parceleras; el acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo de Modernización y Reforma del Congreso Nacional y la Ley y el reglamento que sirvieron de base al Primer Consejo Nacional de la Magistratura, sueño de una reforma del Poder Judicial en el que muchos depositamos nuestras esperanzas.
Recuerdo el proceso de integración que se inició en 1994 al que llegamos bisoños, senadores y senadoras, aun recordando los enfrentamientos de la recién terminada campaña electoral, y sobre todo algunas “hechos” que en ese proceso nos parecieron “ofensivas” nos llevaban a evadir saludos, saludos que se iban a dilatar, porque en ese proceso electoral, se comprobaron acciones lesivas a la democracia y nos correspondió dirigir el proceso que llevó a la Junta Electoral del Distrito Nacional a anular esas elecciones.
Pero comienza un saludo en el ascensor, un buenos días en un pasillo, o pasar una taza de café en la reunión de constitución de las Comisiones Permanentes, pero, al bajar al hemiciclo, descubrimos que para cumplir con los votantes teníamos que contar con los votos de los otros, que, para ser un buen legislador, responsable de los compromisos con los ciudadanos, el senador o senadora, tenían que lograr la suma de votos que aprobará sus propuestas. Y entonces comenzamos a saludarnos, y al final se impone la cotidianidad que crea el voto necesario para seguir siendo gobierno y oposición, u oposición, y gobierno.
En es esa sumatorias donde se afirma la aprobación de un proyecto de ley o se deja sobre la mesa para las discusiones, a veces sin fechas, aunque al final y a veces con el tiempo, si es justa y necesaria, termina siendo aceptada. Pasó con el matrimonio infantil, y desde luego que hoy no voy a cometer la imprudencia de referirme a las causales.
Ese pasado, a propósito de la convocatoria a las reformas a las que ha convocado el presidente de la Republica, nos hacen anhelar ver repetidas algunas hazañas de nuestro periodo senatorial: el apoyo que con votos de la oposición recibió el acuerdo BID-gobierno de l998 de reforma financiera que creo el SIFEG y un nuevo funcionamiento de los ministerios de Hacienda, Economía, Planificación y Desarrollo, Presupuesto, Contraloría y Tesorería Nacional; pero destacando sobre todo, la aprobación de la Ley de Libre Acceso a la Información, que presentada por el único senador del partido de gobierno, fue aprobada con el voto masivo de la oposición iniciando los sistemas de transparencia, que 17 años después, nos corresponde llevar a su plena vigencia.
Desde luego que parece fácil decirlo, pero construir esa mayoría demanda obtener el apoyo del bloque y definir otro tema pendiente de debate: ¿representa el legislador al Partido o a la sociedad? Discusión inútil, las organizaciones políticas son organismos sociales, si el Partido está en conexión con la sociedad, si la representa, no hay dualidad: es el representante del partido y de la sociedad, o viceversa.
En estos muchísimos años de vida política, he aprendido que los partidos pierden el poder cuando se alejan de la sociedad.
Lo sé por experiencia, lo he vivido. Para nosotros ha sido constante impulsar y construir la organización política de nuestros ideales. Les confieso que hemos tenido que hacerlo, que al presidente Mejía, y al joven presidente Luis Abinader nos ha pasado dos veces.
Lo por vivir
Dejemos el pasado atrás, vamos hacerlo por “lo por vivir”. Desde este escenario me siento en la obligación, respetando el artículo 4 de la Constitución, referirnos a lo que estimamos sueña hoy para su mañana la Republica Dominicana. Y antes de mi partida, no por razones de salud, sino por ley de vida, decirles lo que pienso como ciudadana sobre la patria de que venero y nuestra democracia.
Creo que todo de lo que sucede hoy en esta tierra es una acumulación de sumatorias. No es cierto que de repente nuestras Zonas Francas estén exportando al mundo por casualidad, estaban preparadas y han tenido el talento gerencial para hacerlo. Que nuestro cacao sea apetecible para las mejores casas bomboneras de Europa, no es suerte, son décadas de trabajo mejorando el cultivo del cacao. Que nuestro tabaco tenga fama de excelencia en el mundo es la acumulación que desde la gesta restauradoras impulsó su cultura desde el Cibao y las manos expertas de dominicanos que aprendieron a elaborarlo. Ni es casual que tres dominicanos Vladimir, Fernando Tatis y Rafael Dever tengan los mejores números en las Grandes Ligas, es la historia que inició Osvaldo Virgil, Rico Carty, los 5 Alou, tres hermanos, Moises y Rafael los hijos de Felipe, don Juan Marichal, Pedro Martinez y Vladimir Guerrero.
Ni mucho menos que Merileidy tenga mejores números que Ana Guevara. Ni que el turismo nos escogiera como refugio, si conocemos la simpatía y bondad de nuestro pueblo, y que desde que el Almirante nos descubrió, estamos en el imaginario de los viajeros del mundo.
Ni es suerte que la República Dominicana sea uno de las mejores naciones en la lucha contra el Coronavirus, es coraje, es inversión, es iniciativa, es respeto a la ciencia, es seguimiento y prevención. No es casualidad.
Y hechas estas consideraciones y como consecuencia de estas reflexiones voy expresar una opinión no consultada, ni supeditada: No discutamos un Pacto Fiscal, no nos aferremos a una palabra ya cansada, publicitariamente negativa. Con todo un libreto de años para impedirla. Libreto que se comienza a desempolvar.
Diseñemos un programa de desarrollo. El debate no es cuanto necesitamos, si no cuanto queremos crecer. Y si lo decidimos, integrarnos al mundo de hoy, sin olvidar a Adam Smith, no tengamos miedo de acercarnos al grupo de los 8 o de los 20 que gobiernan el mundo, Tengamos el atrevimiento de confesar que leemos la revista Forbes, no para conocer el JET SET, sino para saber cómo y donde crece la riqueza en el mundo. Y descubriremos que no crece como hace cerca de 6 siglos por transformación de las materias primas de hierro en tornillos, de acero en varillas, sino en acumulación de datos, nuestros datos y eso debe modificar nuestra perspectiva como ha cambiado en el mundo la visión de beneficio y el compromiso social. El ciudadano no es un número, en un demandante de servicios con hambre de participación e integración.
Entonces hablemos del pacto para el desarrollo, prioricemos posibilidades, y escojamos la ruta para dimensionar ese desafió: lo que necesitamos para la alimentación sana de nuestra población y los millones de turistas que aspiramos recibir y abrirnos a las exportaciones, es inocuidad, tecnificación de la agricultura, investigación, industrialización del agro, agua en cada casa, en las hidroeléctricas, en los cultivos, el Yaque volviendo a ser “dormilón”, el bajo Yuna sin inundación, el Ozama con el más hermoso paseo del caribe bordeando rio y mar, desde los barrios populares a la zona colonial, pasando por el monumento a Montesinos que inició en America la defensa de los derechos humanos, y seguir su ruta paralela al horizonte. Es rediseñar el horizonte lo que necesitamos. Es un compromiso compartido, una visión del desarrollo, de la República Dominicana. Sé que me contestaran que existe la Ley de Estrategia Nacional, pero que no lo repitan quienes la redactaron y la aprobaron, y la dejaron descansar demasiado tiempo. Pero si es esa, tengamos el coraje de no evadir sus costos, como en el pasado del tiempo es un elemento a considerar. ¿Cuento tiempo más podemos perder? ¿Cuánto tiempo podemos esperar?
Yo creo que no debemos perderlo, asociarlo con los hechos referidos: las Zonas Francas, el Cacao, el Tabaco y los temas populares que es de referencia en parques y colmados, los éxitos en las Olimpiadas en Tokio y la de nuestras estrellas del beisbol.
Este país ha decidido avanzar, tiene las fuerzas acumuladas para avanzar para superar los 5 intentos de nacionalidad que hemos hecho fracasos en el tiempo de una cita con la decisión de construir una nación en desarrollo, en transparencia, en producción y sobre todo en democracia. Una nación de derechos a la inclusión, de emprendimientos, de trabajo, que reconoce la creación, de cultura, y repito cultura porque es el resultado que alcanza un país en desarrollo. Una democracia moderna, de instituciones que asumen la conectividad como elemento esencial de la competitividad y se sustenta en el fortalecimiento institucional.
Este es el momento. Para dejar atrás el pasado que viví y construir la democracia que, desde los Trinitarios hasta la juventud en la Plaza de la Bandera, reclaman a la República Dominicana.
Gracias por su compañía y por darme la oportunidad de decir lo que pienso y expresar ante ustedes que tenemos la obligación de trabajar para construirla.
Gracias de corazón”.