Minerd y Mescyt: fusión o separación

Minerd y Mescyt: fusión o separación

Ángel Hernández, ministro de Educación.

La educación es mucho más que la adquisición de conocimientos. Es una inversión en el futuro de una nación, que permite la equidad social, el fortalecimiento democrático, el desarrollo cultural, la mejora de la salud, el desarrollo económico: todo ello enfocado en el fin de la pobreza real y mental. Nos parece muy importante el que el gobierno de República Dominicana en el segundo mandato del señor presidente Luis Abinader se enfoque sobre la educación de nuestro país en el convulso tiempo que vivimos a nivel global. La época actual, marcada por la Cuarta Revolución Industrial, se caracteriza por una aceleración vertiginosa del cambio tecnológico, la globalización y la complejidad de los desafíos sociales. Esta convulsión tiene un impacto profundo en el ámbito educativo, transformando tanto los métodos de enseñanza como los conocimientos y habilidades que se consideran esenciales para el éxito en el futuro. No obstante, esto no requiere ni exige que se mantengan unidos o que se separen los ecosistemas de educación (Minerd y Mescyt). Sin embargo, esta convulsión viene afectando a la educación desde los inicios de la Industria 4.0 alrededor del 2011. Desde entonces se hizo necesario replantear los modelos educativos tradicionales, incorporando metodologías activas, aprendizaje colaborativo y el uso de herramientas tecnológicas. Las competencias que hoy clasifican como clave para el futuro y que incluyen la creatividad, el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la colaboración y la comunicación efectiva, siempre han existido como asunto prioritario de una buena educación. Actualmente, el conocimiento se vuelve obsoleto rápidamente, más que nada por los exponenciales avances de las tecnologías y la IA (Inteligencia artificial). Por tanto, es fundamental desarrollar en el estudiante la capacidad de aprender de forma autónoma y continua a través de la vida, tal como se repite sin cesar en el mundo educativo.

Todo ello trae consigo desafíos que hay que enfrentar como son: la actualización constante de los docentes y estudiantes para poder enseñar las nuevas competencias y utilizar las herramientas tecnológicas de manera efectiva; los currículos educativos deben adaptarse a los nuevos desafíos locales, regionales, globales y a las demandas del mercado laboral; resulta de importancia vital el desarrollar nuevas formas de evaluar los aprendizajes para que vayan más allá de los exámenes tradicionales. La convulsión de nuestra época plantea grandes desafíos para la educación, pero también ofrece nuevas oportunidades. La educación debe evolucionar para preparar a las nuevas generaciones a enfrentar un futuro incierto, pero lleno de posibilidades. Como podrán notar, nada de lo hasta ahora dicho tiene que ver con fusión o separación de los dos ecosistemas (Minerd y Mescyt); sin embargo, cuando se menciona que se requiere una inversión significativa en infraestructura tecnológica para garantizar el acceso a Internet y a dispositivos digitales en todas las escuelas… Aquí aparece un coste importante. La inversión es alta. Pero esperemos a ver a medida que avancemos en el tema que nos ocupa si realmente disminuiría la inversión con la fusión o si se debe realizar un análisis en base a costo/beneficio antes de tomar una decisión definitiva. En un mundo cada vez más competitivo, muchas personas e instituciones se enfrentan a una disyuntiva: ¿debo priorizar las ganancias económicas a corto plazo a través de una fusión o invertir en una educación sólida y de calidad para asegurar el futuro de la nación? Esta pregunta plantea un dilema fundamental que nos obliga a reflexionar sobre el verdadero valor de la educación y el papel del dinero en nuestras vidas y la economía de los gobiernos.

La Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial, está transformando radicalmente no solo a la educación sino a toda la sociedad. Esta transformación plantea interrogantes sobre la estructura tradicional de los sistemas educativos, especialmente en cuanto a la separación entre educación básica, secundaria y superior. Veamos algunos de los beneficios potenciales de mantener la separación actual (Minerd y Mescyt). La división actual permite una mayor especialización del profesorado y una adaptación de los contenidos a las necesidades específicas de cada etapa educativa; facilita la adaptación a las necesidades individuales de los estudiantes y a las demandas cambiantes del mercado laboral; permite una preparación más específica para la educación superior, al ofrecer una mayor variedad de opciones académicas y una mayor exigencia académica.

Pero existen ciertos problemas y riesgos potenciales: la separación puede generar una desconexión entre los diferentes niveles educativos, dificultando la transición de los estudiantes y generando lagunas en sus conocimientos. Los sistemas educativos separados pueden tener dificultades para adaptarse rápidamente a los cambios tecnológicos y a las nuevas demandas del mercado laboral; la separación puede perpetuar las desigualdades sociales y económicas, ya que los estudiantes de entornos desfavorecidos pueden tener menos acceso a una educación de calidad en los niveles superiores. Un ejemplo típico porque sucede en casi todas las universidades es el hecho de que los estudiantes llegan a la universidad con una deficiencia importantísima en el área de las matemáticas. Pero habría que preguntarse si hay que unir dos instituciones de la envergadura de estas dos para solucionar este tipo de situaciones. ¿Acaso no se resolvería sencillamente con que los encargados de los currículos de ambas instituciones se reúnan periódicamente para definir los puntos de continuidad del conocimiento, por solo mencionar un accionar probable?

Pero debemos ver el asunto con cabeza fría, tratando de evitar los sesgos que todos cargamos. Veamos los beneficios potenciales de integrar los niveles educativos y valoraremos si realmente solo se pueden lograr con la fusión. Con ella se puede producir una transición más suave evitando rupturas abruptas en el proceso de aprendizaje permitiendo una mayor coherencia en los contenidos y metodologías, evitando de ese modo duplicaciones y facilitando la progresión de los estudiantes. Esto en definitiva es una justificación pobre porque se puede resolver simplemente como ya hemos dicho al trabajar de forma conjunta los encargados de currículos de ambas instituciones en reuniones conjuntas regulares. Otro asunto que nos parece no justificable es que hablemos de que fusión promueve un desarrollo integral del estudiante, considerando no solo los aspectos cognitivos, sino también los socioemocionales y personales. Ahora, volvemos a un punto donde la fusión quizás impacte y es en la gestión administrativa y logística de las instituciones educativas. Asunto que veremos más adelante. Desde el aspecto problemas y riesgos potenciales las instituciones educativas corren el riesgo de perder su identidad y su enfoque específico al tratar de abarcar una gama más amplia de edades y niveles; así como dificultar la atención a las necesidades individuales de los estudiantes, especialmente aquellos con necesidades educativas especiales o aquellos de los niveles extremos, primaria y educación superior.

Pero a pesar de que la Cuarta Revolución Industrial plantea nuevos desafíos y oportunidades para los sistemas educativos. La decisión de mantener separados o integrar los niveles educativos debe basarse en un análisis cuidadoso de las necesidades y características de cada contexto educativo, teniendo en cuenta los siguientes factores: la educación debe ser personalizada y adaptada a las necesidades individuales de cada estudiante, promoviendo el desarrollo de sus talentos y habilidades. Los sistemas educativos deben estar en sintonía con el contexto social y cultural en el que se encuentran, y responder a las necesidades y expectativas de las comunidades. La educación debe preparar a los estudiantes para un mundo laboral en constante cambio, donde las habilidades digitales y la capacidad de adaptación son cada vez más importantes. Y nueva vez recordamos que la implementación de nuevos modelos educativos requiere de inversiones significativas en infraestructura, tecnología y formación del profesorado. Todo ello para lograr que el egresado esté listo para enfrentar el mundo tecnológico que le ha tocado vivir con las capacidades suficientes para triunfar.

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