Ayer tomó juramento en el Intrant Milton Morrison, uno de los nombramientos más duramente criticados de lo que sería el nuevo equipo de colaboradores del presidente Luis Abinader para su segundo mandato, y la razón es simple: a nadie le consta que tenga algún conocimiento sobre tránsito y transporte, una señal que ha sido interpretada con preocupación pues el problema del tránsito es un gran dolor de cabeza para todos, no solo para el que tiene que salir a la calle a enfrentarse al caos sino también por su impacto en la economía y la productividad del país, por lo que no debería inventarse con improvisaciones y palos a ciegas.
Puede leer: Fuera del cajón
Alguien dirá que con buscarse buenos técnicos y dejarse asesorar está resuelta la mitad del problema, pues para el resto basta con ser un buen gerente y administrar bien los recursos a su disposición, y eso es verdad; pero solo parcialmente. Además de no ser el área de su especialidad profesional su condición de aliado electoral hace que todo el mundo piense que está recibiendo la parte del pastel que le corresponde por los votos que aportó su partido para que el PRM pudiera ganar en primera vuelta, una práctica muy común en nuestra democracia que los perremeístas no han hecho más que imitar y reproducir, pero que nos recuerda que algunas cosas no van a cambiar nunca en la política dominicana. Otros dirán, sin que les falte razón, que para lo que está aportando el Intrant a las soluciones que demandan el tránsito y la vialidad no importa a quien pongan a dirigirlo.
No estoy diciendo que el ingeniero Morrison no está en capacidad de hacer un gran trabajo, sobre todo si cuenta con el apoyo y la confianza del Gobierno, como señaló el Ministro de la Presidencia, Joel Santos, cuando lo juramentó en el cargo. Pero si el invento no funciona, no tenemos que salir a preguntarle a nadie porqué fracasó ni de quién es la culpa. Aunque será demasiado tarde, otra vez, para reclamarle a quienes nos gobiernan que se hayan vuelto a burlar de nuestros problemas y necesidades.