Al 2028 tendremos una nueva República. Edificada en un escenario planificado en transparencia, innovación, democracia, atracción de inversiones y distribución de riquezas.
Se abrirá una fase donde, en vez del lamento social, predominará la acción pública y privada efectiva. La que se implantó desde la altura más encumbrada del Estado, hasta la base más organizada del barrio.
Habremos saltado por encima de los errores, que los habrá y no pocos. Porque los ministros y funcionarios antes que perder tiempo en teorizaciones y políticas apócrifas, serán doctores de la acción. Phd en producir resultados y másteres en el impacto inmediato de sus gestiones.
Pero asimismo, tendremos en proceso avanzado de solución, nudos gordianos que nos acompañan desde hace décadas. Salud con atención primaria. Educación de calidad. Energías renovables. Protección ambiental de capa verde. Ordenamiento territorial nacional y municipal y fiscalidad socio-retributiva.
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En los próximos cuatro años, habrá concluido el ciclo de los ocho años del presidente Abinader y probablemente, una presidenta continuará su legado de gestión pública efectiva y transformadora.
Tendremos una nación que apostó a implantar políticas públicas, que pasaron de enunciados y deseos a la acción masificadora y descentralizadora en cuatro polos. Es decir, la metrópolis Santiago y Cibao; el polo Pedernales y Región Enriquillo; metrópolis Santo Domingo y Ozama y la Región Yuma e Higueey.
Seremos geográficamente una isla caribeña con un genuino modelo de desarrollo incluyente, que aprovechó la mayoría de coyunturas favorables y oportunidades de transformación.
Desafíos resueltos que nos hicieron volar por encima de la pandemia de covid 19; superar los trances del turismo mundial, la crisis política y humanitaria en Haití; el retroceso a la economía mundial que supone Venezuela y los diversos “Annus horribilis”, “Voldemort” o como se decía en Roma, “Annus Damnatio Memoriae”; períodos que fueron condenados al olvido.
Al 2028 se consolidará la escalada para convertir la República en un país plenamente desarrollado para el 2036. Que duplicará su PIB, pudiendo pasar de US$11,200.00 dólares per cápita anual a US$ 22,400.00
Para lograr estos fines, el Poder Ejecutivo aportó la metodología del Plan Meta 2036 (Decreto 337-24). La herramienta contribuye, si sabemos armonizar los roles constitucionales del Consejo de Ministros (CM) y el Consejo Económico Social (CES). Órganos que no fueron citados en este mandato.
Las herramientas para eficientizar las tareas estratégicas del presidente Abinader, van más allá que el citado decreto. Entendemos que el Consejo de Ministro liderado por presidencia, es decisivo. Igualmente lo son, los 10 Gabinetes Ministeriales para implantar y monitorear la Acción Transformadora 2028.