Odalis Ledesma desmintió categóricamente la denuncia por supuesta violación sexual hecha en su contra por una ciudadana canadiense y aclaró que ella no ha podido ni podrá presentar pruebas porque “ese hecho nunca ocurrió”, lamentando los daños que esta falsa trama ha provocado a su familia y su moral.
El joven profesional dijo que es profundamente doloroso que “la imagen de un joven de 30 años, que ha estado preparándose para ser un ente correcto ante la sociedad y aportar en sentido constructivo, esté en el piso, siendo estigmatizado como un vil violador”. Pues está siendo condenado moralmente ante la sociedad.
Expuso que se enteró de esa supuesta denuncia diez meses después de haber conocido personalmente a la señora Joana Kocsis, ciudadana canadiense de aproximadamente 36 años de edad, y desde entonces ha colaborado plenamente con el Ministerio Público para demostrar su inocencia compareciendo en todas las ocasiones en que ha sido citado, explicando la verdad de los hechos.
Relató que la señora Kocsis vino al país el 2 de abril de 2017 y previamente lo había contactado vía correo electrónico para que la ayudara a realizar un supuesto trabajo de campo para una investigación de tesis. Fue recomendado por su perfil profesional, como experto en políticas públicas, egresado de varias universidades nacionales y extranjeras, y en ese momento se desempeñaba como viceministro de la Juventud.
Puntualizó que la señora, de 36 años de edad, no vino al país ni invitada ni a trabajar con el Ministerio de la Juventud y resaltó que, pese a que ella alega que el supuesto hecho ocurrió el 4 de abril de 2017, no hay una acusación formal de parte de ella, pues existe tan solo una denuncia escrita a distancia por ella. Cuestionó que la señora, esperó tres meses después del supuesto hecho, para enviar el 28 de junio del 2017 tan solo una carta a la embajada dominicana en Canadá, sin prueba alguna.
Narró el trauma, la angustia, la depresión y el miedo que tiene de salir a las calles y que lo tilden de violador y de que se puedan burlar de su hijo por un hecho tan vil y falso.
Puntualizó que como la señora establece que la drogaron para aprovecharse de ella, se realizó y presentó los resultados de una prueba antidoomping hecha en fecha 10 de septiembre del 2018, en un laboratorio de prestigio certificado nacional e internacional porque nunca ha consumido sustancias ilegales ni ha estado en contacto con ellas jamás.
El joven destacó que resulta extraño que tras ocurrir el supuesto hecho, la señora no fue a la policía dominicana; no fue a un hospital o algún centro médico dominicano; no llamó al 911; no pidió ayuda al recepcionista, conserje o seguridad del lugar; se quedó a pernoctar en el mismo lugar donde supuestamente ocurrió el hecho. Extrañó también que no existieran en los hospitales de Canadá los mecanismos para alertar de inmediato a las autoridades, cuando identifican una víctima de violencia sexual; y se hizo una pregunta lógica: por qué esperó tres meses para presentar la denuncia?
La verdad de los hechos
Odalis Ledesma narró que la noche en que la señora alega que ocurrió el hecho se encontraron para compartir, cenar y conversar un momento, luego se retiró. Detalló que al día siguiente tenían prevista una reunión con una fundación, razón por la cual intentó contactarla, pero le resultó imposible. Tras no dar con su paradero y constatar que la señora se había retirado del alojamiento definitivamente, le escribió un correo electrónico, “pidiéndole que se pusiera en contacto o de lo contrario escribiríamos a la embajada o a la universidad… Ahí concluyó todo. No volvimos a saber de ella”.
Expresó que puede presentar todas las pruebas de sus conversaciones con la dama, así como también evidencias de la planificación sobre las varias reuniones de trabajo pautadas y realizadas. Deploró que con esta falsa denuncia su nombre esté siendo manchado de por vida.
Añadió que sin darse cuenta, están creando un precedente catastrófico. En donde cualquier persona, hasta por correo y a distancia pueda acusar a quien quiera, sin presentar evidencias o con evidencias falsas y no haga falta un juicio, porque al final el público que se hace eco del morbo te juzga; y ese es el veredicto final.