OIT afirma que el flujo migratorio de AL es 2.3% de la población

OIT afirma que el flujo migratorio de AL es 2.3% de la población

Francesco Carella, Wilfredo Lozano y otros participantes en el diplomado

Instituto Migración, Inesdyc y OIT imparten conferencia que eleva capacidad funcionarios migratoriosInstituto Migración, Inesdyc y OIT imparten conferencia que eleva capacidad funcionarios migratorios

El especialista regional en Migración Laboral y Movilidad de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Francesco Carella, afirmó que el 4.9 % de las personas que trabajan en el mundo son migrantes y que en América Latina, el flujo migratorio representa el 2.3% de la población total. El experto para América Latina y el Caribe afirma que en el caso de América Latina, la cantidad de personas que integran los flujos migratorios se ha incrementado de 8.33 millones en 2010 a 14.8 millones en 2020.

Explica que las estadísticas eran de 1.4 % en el 2010, pero en el 2020, aumentó de 7 a 15 millones de migrantes.

Carella mostró los resultados en la conferencia “La gobernanza de la migración laboral: tendencias, desafíos y oportunidades”, organizada por el Instituto Nacional de Migración (INM RD), el Instituto de Educación Superior en Formación Diplomática y Consular (INESDYC, la OIT, y realizada en el Centro de Convenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX).

El también politólogo ve debilidades y desafíos en las políticas públicas y la gobernanza, en aquello que llama “vacíos y fragmentación en los acuerdos regionales de integración”.

Encuentra débil el enfoque laboral y de derechos en la institucionalidad y la gobernabilidad migratoria, por la falta de participación de los actores del mundo laboral en los procesos de consulta sobre migración en la región y la falta de coherencia entre políticas migratorias y políticas de empleo.

Opina que las personas migrantes activas en el mercado laboral son importantes, pues contribuyen -a través de las remesas- a las economías tanto en los países de acogida como en sus países de origen.
Destaca que los Estados conservan el derecho soberano de determinar las condiciones de entrada a sus territorios y el acceso a sus mercados laborales.

Sostiene que todas las normas laborales internacionales se aplican a la totalidad de los trabajadores, a menos que se indique lo contrario. Callera asume que esto ayuda a prevenir tensiones entre trabajadores nacionales, extranjeros, de diferentes géneros o con discapacidad.