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Estrategias

Manipulación y liderazgo como elemento de poder según Maquiavelo y vista por Pedro Baños (14)

El Príncipe explora la naturaleza humana de los políticos

Libro El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo

Libro El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo

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Una de las frases más repetidas y que es atribuida al teórico florentino Nicolás Maquiavelo, es “El fin justifica los medios”. Sin embargo, a pesar de que algunos estudiosos la han esgrimido como si la misma fuera una cita dentro de su obra El Príncipe, esta no aparece en dicho texto.

Ahora bien, es preciso decir que dada la complejidad del tema que precisamente nos ocupa dentro del presente análisis-crítico—reflexivo, esta permea de manera fantasmal en la mente del lector, sobre todo cuando estudiamos lo que es la manipulación como elemento de poder, pero en esta ocasión vista por el destacado académico e intelectual español, don Pedro Baños.

Desde la perspectiva de su obra, El Poder, Un Estratega Lee a Maquiavelo, de 354 páginas, el citado autor nos ofrece una cantidad considerable de variantes, en donde aborda temas sobre lo que es la naturaleza humana de los políticos, de manera especial de los que buscan o están ejerciendo autoridad sobre determinados conglomerados.

En dicho texto nos encontramos con asuntos sobre lo que es el liderazgo y la visión, así como con diversas estrategias que usan aquellos que para conquistar el poder, y el poder mismo usado como el pináculo de control, tienden a convertirse en materia prima de los pensamientos de quienes lo buscan, no importando muchas veces los medios que se emplean para conseguirlo, de ahí es que algunos teóricos les han endilgado dicha frase, de que “El fin justifica los medios”.

El poder viene siendo la esencia misma para el control, ya sea de un club en una de nuestras comunidades, una entidad deportiva o empresarial, un país, pero más exactamente, para el control global tal y como ocurre en la actualidad dentro de los diversos escenarios que de manera feroz protagonizan las llamadas tres potencias mundiales: Estados Unidos, China y Rusia, siendo las dos primeras quiénes y sin temor a equivocarnos llevan la delantera.

“Nicolás Maquiavelo, con su obra principal, El Príncipe, nos ofrece lo que hoy llamaríamos un manual o una guía. Un recetario torpe con las estrategias necesarias para alcanzar el poder político o mantenerlo, para crear un Estado fuerte, sin dar demasiada importancia a los medios empleados”, página 15.

Más adelante, en la página 17 Baños nos expresa que “La Visión de Nicolás Maquiavelo sobre la política está inevitablemente teñida por su pesimista opinión acerca de la naturaleza del ser humano”, en donde nos explica más adelante, que esta, es decir la naturaleza humana, dentro de la política se “reduce al miedo y al odio de las fuerzas que impulsan a obrar contra el prójimo”, página 19.

Tanto la naturaleza humana y la política, si la analizamos dentro de los contextos actuales y muy a pesar de que esta obra, El Príncipe es una compilación de recomendaciones, una serie de tratados que Nicolás Maquiavelo (página 227-228) le entrega a Lorenzo de Médici para que ejerza el trabajo de gobernar de acuerdo a como él consideraba en aquella época y que en una entrega posterior trataremos con un poco más de detenimiento, fácilmente podríamos llegar a la conclusión, que las mismas están plagadas de un sarcasmo increíble, dentro de la cual es justo decir, que también aparecen valiosos consejos, pero a la larga en su gran mayoría, todas orbitan con un objetivo básico, que es la búsqueda o retención del poder no importando los métodos que para tal empresa se usen.

Dice Baños refiriéndose a los instintos reptilianos del ser humano, que “no se debe olvidar que uno de los rasgos del ser humano consiste en dañar a sus semejantes por puro placer, por simple maldad; o bien por problemas psicológicos, que en algunos casos impiden que sea consciente del dolor que causa con sus acciones, o con la ausencia de estas”, página 19.

Prosigue el catedrático y militar exponiendo sobre la maldad humana a la luz de los establecido por Maquiavelo, en El Príncipe que, “Aunque hay capítulos en la historia, que incluso en los momentos actuales, en los que se aprecia la mentira y la política van de las manos, y se benefician mutuamente, por lo general la verdad acaba saliendo a la luz y permite que la moralidad de las acciones sea evaluada” y nos continúa señalando, que “Muchas veces- aunque menos de las deseables - el líder que no recurre a la moralidad en sus acciones pronto caerá en el desprestigio. Maquiavelo considera a la persona como un ser débil. Como pesimista antropológico que es, cree legítimo mentir, ya que el hombre es malo por definición”, páginas 20-21, precisándonos más adelante dentro del mismo párrafo, que “Esta mezcla de vitalismo y utilitarismo parecería que hoy día no debería surtir efecto, pero está demostrado que el relativismo moral y la falta de memoria colectiva, o la capacidad de ocultarla, hacen que el pueblo solo se fije en los resultados y no en cómo se han conseguido”.” ¡Genial!.

Elementos como que “Los poderosos no tienen amigos verdaderos”, página 21, es un dicho maquiavélico que más adelante refuta Baños al considerar que el líder que ostenta poder, sí lo podría tener, estableciendo que “estos deben saber rodearse de verdaderos amigos, de personas que estén a tu lado por lo que eres y no por lo que les pueda ofrecer”, aduciendo, que muchas veces lo que como estudioso de la política consideramos, es uno de los peores errores que cometen quienes desde el poder cuentan con “un enjambre de aduladores y falsos apoyos, que desaparecerán como por ensalmo tan pronto como se desvanezca el brillo que les da su solvencia económica o su poder político”, página 22.

Con relación a lo que establece Maquiavelo en la parte concerniente a “La visión del líder”, páginas 25-44, Baños precisa: “algunos expertos lectores de El Príncipe han considerado que muchos pasajes de esta obra deben leerse de manera irónica, como una crítica encubierta de su autor a los tiranos”, página 25, pues a fin de cuenta, un buen líder es el que inculca aliento e inyecta valores, y no el que impone, por lo que es bueno considerar que lo que más bien en estos tiempos se “busca (es) inspirar a las poblaciones en vez de manipularlas de forma burda y egoísta”, página 28.

Para conseguir y mantener el poder dentro de lo establecido por los parámetros de la política, el líder debe de “representar el vínculo emocional”, página 31; cuidándose de aquellos elementos que llegan a viciar a las personas cuando ya se encuentran ante la cúspide, como es el culto al personalismo, lo que tal y como lo deja expresado Baños, aunque no de manera tan explícita, lleva a convertir al líder en “gobernantes autocráticos que poseen cualidades casi divinas”, página 33; algo que ya hemos tratado en algunos de los capítulos anteriores y que por varias de las razones expuestas llevan muchas veces a nuestros líderes a malograr su futuro político, muy común por cierto, en estos países, sobre todo en los llamados del tercer mundo que carecen de lo que es la esencia misma de la educación política.

Sobre el autor
RAFAEL SANTOS

RAFAEL SANTOS

Periodista con experienciadesde hace más de 29 años. Nuestro fuerte principal son los temas que tienen que ver con las diversas problemáticas sociales del país y el análisis político, así como las reflexiones críticas sobre libros que tengan que ver con los temas planteados en líneas anteriores, con énfasis además en la novela y el cuento. Con maestría en Ciencias Políticas y Políticas Públicas egresado de la UASD y con más de 15 Diplomados que tienen que ver con la Comunicación política y la Imagen política, entre otros.

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