Padres abusados crían entre maltrato y culpa

Padres abusados crían entre maltrato y culpa

Padres abusados crían entre maltrato y culpa El PP lleva, este martes, a votación al Pleno del Congreso una proposición de ley que recoge la consideración de víctima de violencia machista a las madres de niños asesinados por sus parejas o exparejas con la finalidad de causarles daño. SOCIEDAD ARCHIVO

Terapeuta sugiere aprender a manejar las emociones con ayuda de personas estables, de especialistas y de lecturas de crecimiento

¿Cuántas veces un padre, una madre corrige de forma excesiva, humillante a sus hijos y luego lidia con el remordimiento, pero vuelve a caer y así transcurre la vida entre daños a sí mismo y a su prole? ¿Qué es lo que le lleva a ese comportamiento?.

La sicóloga y terapeuta familiar Erma Rudert fija esta conducta en la falta de estrategias para afrontar los desafíos que trae la paternidad y en el seguimiento de un patrón aprendido de la familia de origen. Es replicar lo único conocido: el atropello.

Alerta del daño en el que degenera la ausencia de mecanismos, crea un adulto sin capacidad sobre las emociones desagradables, con ausencia de controles internos, sin manejo de la ira, frustración o tristeza. Entonces ocurre un desborde emocional que le sirve de patrón al menor que afrontará sus propios desafíos lleno de carencias.

Rudert establece que la transmisión multigeneracional de recursos, pocos o abundantes, determinará la forma de lidiar y en los casos con escasez de medios desemboca en una regresión social. “Tendemos a disciplinar a nuestros hijos con las herramientas que han usado con nosotros, si fueron golpes o insultos, pues esas son”, manifiesta.

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¿Qué hacer?
La especialista, del Grupo de reflexión e Intervención Psicoterapéutica (Grip), advierte que si los padres no han sido modelo de estas conductas será muy difícil aplicarlas con los hijos. Entonces, ¿cómo afrontar? Plantea negociación, control de emociones y destrezas de comunicación.

En esa larga cadena queda evidenciado que la violencia dada y la recibida puede afectar para toda la vida y los efectos ir desde retraso en el desarrollo físico y del sistema nervioso, hasta dificultad para el manejo de situaciones y baja autoestima, palpable en la interacción. El impacto es medible por la severidad, frecuencia y consistencia del maltrato.

Los pequeños pueden asumir conductas sumisas o replicar la violenta y así crecer, desequilibrados. “En el primer escenario, elección de relaciones dominantes, amorosas o laborales, que los colocan en el mismo círculo de vulnerabilidad en el que crecieron. En el segundo, pasan a agresores. El padre o madre maltratante si es consciente del daño, cae en un círculo de culpa, complacencia y descontrol, muy difícil de corregir”.

Pero hay esperanzas, pues la sicóloga afirma que todo ser humano desarrolla mecanismos de defensa para sobrevivir ante adversidades, y esto bien aprovechado lleva al balance.

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¿Cómo librarse?
Rudert indica que el crecimiento en un adulto empieza el día en el que es consciente de las consecuencias de su conducta, asume responsabilidad de lo que sale de sí y camina hacia espacios fortificantes, como instituciones, personas, material instructivo para construir una red de apoyo segura.

Recuerda que el cargo de criar sano, de forma nutritiva y protectora siempre es asunto primario de los “grandes”. Por eso deben dar el primer paso y asevera que siempre hay oportunidad para ofrecer algo mejor, para crecer íntegro, pleno. Muchas veces implica auxilio de un profesional de la conducta o un especialista en crianza nutridora.

En la red
La terapeuta advierte sobre el descontrol emocional y su círculo vicioso de incomodidad que atrapa a toda la familia, manifiesto en dolorosos silencios o desesperantes insultos. En este escenario, los menores son los más vulnerables, porque disponen de pocos recursos emocionales para combatir lo generado por el adulto, que a veces tampoco tiene métodos y el hogar ya pierde su función, es tóxico.

Entonces, el niño queda sin lugar para descomprimirse y va al ambiente escolar o al espacio social con toda la carga, afecta su manejo y provoca conductas disruptivas o bajo desempeño, por ejemplo.

Desde abajo debe ser la cosa

“En la formación del carácter el futuro es hoy”, con esta frase extaída de un libro, Erma Rudert analiza que todas las medidas con los hijos, positivas o negativas, construyen su carácter, su vinculación con el medio ambiente en la adultez.