ASUNCION. Un poco más de cuatro millones de paraguayos elegirán el domingo a su próximo presidente entre el oficialista Mario Abdo Benítez y el opositor Efraín Alegre, ambos militantes de partidos conservadores y acérrimos críticos del cambio de sexo, la educación sexual y el aborto.
El ganador sucederá a Horacio Cartes, un magnate del tabaco que entregará el mando el 15 de agosto para un período de cinco años sin posibilidad de reelección.
Ambos candidatos dieron a conocer propuestas de gobierno similares con énfasis en la necesidad de captar inversiones extranjeras para generar empleo en un país que pese a haber sido en los últimos años uno de los que más creció en la región tiene una tasa de pobreza de 28,9% y un desempleo de 8,3%, según la estatal Dirección de Estadísticas y Censo.
De acuerdo con la organización no gubernamental Oxfam Intermón en Paraguay, cuya economía está basada en la actividad agropecuaria, el 2% de los propietarios acumula el 80% de las tierras.
Los dos candidatos también adhirieron a los programas de ProVida, una organización no gubernamental apoyada por la Iglesia católica que se opone al cambio de sexo, la igualdad de género, la educación sexual en las escuelas y la interrupción del embarazo.
En Paraguay el aborto sólo está permitido cuando existe riesgo para la vida de la mujer gestante. Sin embargo, sobre el final de la campaña electoral Abdo Benítez manifestó que «la garantía de un buen gobierno es tener a mujeres como compañeras de trabajo».
Su esposa Silvana López Moreira, quien había mantenido un bajo perfil durante la campaña, se quejó públicamente por la falta de protagonismo de las mujeres en Paraguay y sostuvo que no son valoradas «ni en puestos de trabajo ni en el cobro de salarios con relación a los hombres».
La cultura machista de Paraguay ha impedido hasta ahora el acceso de las mujeres a espacios de poder y el Congreso ha evitado debatir un proyecto de ley para que en ambas cámaras del Congreso haya igual proporción de legisladores masculinos y femeninos.
Es escasa la «incorporación de mujeres en la vida política y pública. Tenemos apenas un 20% de presencia femenina en el Parlamento», se quejó Lilian Soto, candidata a senadora por el movimiento Kuñá Pyrendá (Plataforma mujer, en idioma guaraní).
Amnistía Internacional difundió una carta abierta a los aspirantes a jefe de Estado en la que reclamó una ley «para prevenir, erradicar y castigar toda forma de discriminación, incluyendo por motivos de orientación sexual e identidad de género».
Por su lado, la Dirección de Estadísticas y Censo informó que las mujeres ganan un 24% menos que los hombres por el mismo trabajo.
Abdo Benítez, candidato del oficialista Partido Colorado, es favorito con un 55,7% de intención de voto mientras que Alegre, líder del Partido Liberal Radical Auténtico y la Alianza Ganar con la que se presenta en los comicios, recibe el apoyo de 31,4% de los consultados.
Otros ocho candidatos no alcanzan cada uno el 4% de las preferencias, según un sondeo reciente de la encuestadora local Grau y Asociados sobre 1.500 entrevistas en todo el país con un margen de error de 2,5 puntos porcentuales.
Los dos también coincidieron en la necesidad de reformar el Poder Judicial, cuestionado por las dilaciones en los procesos, la manipulación de expedientes y las denuncias de corrupción contra varios jueces.
«Prometo que cuando sea presidente honraré el voto del pueblo fortaleciendo las instituciones para luchar contra los mayores vicios de la democracia: corrupción e impunidad», expresó Abdo Benítez, un experto en mercadeo de 46 años.
Alegre, un abogado de 55 años, fue más directo y aseguró que «el Poder Judicial está controlado por los narcos», sin dar más detalles.