Los campeones olímpicos tienen a su disposición un equipo de preparadores físicos y médicos que crean programas específicos. Incluyen, además del ejercicio y la nutrición, el manejo del estrés psicológico e incluso la adaptación a la zona horaria.
Según el médico deportivo francés Jean-Marc Sène, que trabajó con el equipo francés de judo, los atletas se preparan durante todo el año, pero participar en los Juegos Olímpicos requiere un entrenamiento «a medida»: «Hay requisitos específicos, como ser más asiduo. Quizá los atletas sean más asiduos o estén más concentrados para la competición. Son dos parámetros que entran en juego», explica.
La preparadora física Anne-Laure Morigny trabaja en el Instituto Nacional del Deporte de Francia (INSEP) desde 2009. Su trabajo diario consiste en ayudar a los deportistas a superar sus propios límites, teniendo en cuenta el riesgo de lesión o su manejo, cuando ya existen.
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«La preparación física es transversal y compleja. Para tener un buen rendimiento, el atleta debe ser capaz de repetir esa actuación. Esto requiere mantener la integridad física y limitar el riesgo de lesiones, que pueden interrumpir la carrera de un deportista», señala.
Entrenamientos diarios
Incluir el ejercicio en la vida diaria para lograr este objetivo es fundamental, afirma la preparadora física, y asegurará un buen rendimiento el día de la competición.
«El papel del médico deportivo es muy importante, además de los fisioterapeutas y osteópatas», añade. «Juntos, el equipo y el deportista identificarán en qué hay que trabajar, cuáles son las fortalezas y debilidades, e incluirán una rutina preventiva en su día a día para limitar al máximo el riesgo de lesiones», reitera.
Anne-Laure Morigny compara el trabajo realizado con los atletas olímpicos con la alta costura: debe hacerse «a medida», con pruebas individualizadas. El límite lo pone el médico, observa Jean Marc-Sène.
En caso de problema, y después de los exámenes, la pregunta que surge, comenta, es cómo lidiar con el pronóstico del deportista. «La primera pregunta que debe hacerse el entrenador es cuánto tiempo debe parar el atleta y cómo deben adaptarse las cosas. Es un trabajo continuo y el médico tiene el papel de coordinador entre el fisioterapeuta, los entrenadores y otros profesionales. Este es un trabajo diario», dice.
Para la preparadora física, el trabajo que se realiza en torno al atleta hoy en día está mucho más estructurado que hace 15 años, cuando comenzó su carrera en el INSEP. «Tenemos ‘preparadores mentales’, nutricionistas, realmente tenemos a mucha gente alrededor de los atletas», explica.
Salud física y mental
El judoca francés Walide Khyar, que se clasificó en la categoría de menos de 66 kilogramos en los Juegos Olímpicos de París, competirá el 28 de julio. Se describe a sí mismo como un «niño que siempre era hiperactivo y pensaba en muchas cosas a la vez», lo que tuvo un impacto en su práctica.
Desde 2017 cuenta con un preparador mental, con el que el deportista se ha marcado una serie de objetivos para aprender a centrarse en «lo que realmente importa». «Tendía a pensar en todo a la vez y a centrarme en cosas sin importancia. Aprendí a priorizar y a poner el judo en el centro de todo», cuenta.
La dieta, que es extremadamente importante para los judocas, también es un punto de vigilancia constante para que Walide pueda mantener su peso en su categoría. Es por eso que el judoca francés va acompañado de una nutricionista que, con el apoyo de exámenes que miden la masa muscular, adaptará su dieta. Come lo que le apetece sólo una vez a la semana.
Evolución tecnológica
El Instituto Francés cuenta ahora con un departamento de psicología deportiva para ayudar a los atletas. «Esto es esencial. La preparación mental a menudo se ve como un elemento que apunta a un objetivo competitivo. Pero es necesario tener una visión más global de la salud mental, lo que ayudará al rendimiento, y a menudo esto también es necesario cuando el deportista está lesionado», explica Jean-Marc Sène.
La tecnología también evoluciona muy rápidamente. En 2009, dice Anne-Laure Morigny, trabajaba con un cronómetro en la mano, que era manual. Hoy en día, las baterías de pruebas se realizan con equipos de última generación, como las llamadas plataformas de fuerza con cámaras 3D, que analizan los ángulos. «Contamos con tecnología de punta, que nos permite lograr lo que antes veíamos a simple vista», recalca