“Este plan alcanzó su clímax el día de las elecciones municipales de febrero, en las cuales los dominicanos presenciamos la más burda operación de compra de cédulas con recursos del Estado y otros de origen ilícito para inducir a una abstención histórica que en las grandes plazas alcanzó mas del 60%”.
Lo que acaban de leer es parte del documento que presentó ante la OEA una delegación de los tres principales partidos de oposición, encabezada por el presidente del PRD Miguel Vargas Maldonado, vocero y armador de la Alianza Rescate-RD, en el que también denunciaron la utilización política de los programas sociales del Estado, el otorgamiento de pensiones privilegiadas a dirigentes de la oposición, así como la compra de alcaldes, diputados, senadores y candidatos electos, entre otras acciones que hacen peligrar la democracia dominicana, razón por la cual solicitaron la presencia activa de sus observadores el próximo 19 de mayo.
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Los mismos observadores, es el momento de recordarlo, que en su informe sobre las elecciones municipales dijeron haber comprobado, ciertamente, que se produjo compra de votos por parte de “las fuerzas políticas”, no solo del partido de gobierno, “como en elecciones anteriores”, reiterando la necesidad de combatir la perniciosa práctica ya que socava el libre acceso al sufragio y mina la confianza en el sistema electoral.
Nada que no supiéramos, en verdad, pero que aún así hemos sido incapaces de enfrentar y erradicar, como nos recordó en ese informe la OEA, que se comprometió a ampliar el personal destinado al país para las elecciones presidenciales y congresuales.
¿Cambiará eso los resultados que anticipan las encuestas? Desde luego que no, pero uno de los propósitos del anticipado pataleo de los partidos de oposición es construir la percepción, que luego les servirá de coartada, de que hicieron todas las diligencias posibles, menos salir a buscar los votos que le hacen falta, para justificar la derrota.