¡Terminaron las vacaciones de verano! ¡Hora de empezar la jornada escolar! ¡Y no cualquiera! Es un ciclo postpandemia. Los niños estudiaron de forma virtual 2020-2021 y la gran mayoría semipresencial 2021-2022. Dos años después, todos van a planteles diario. Para muchos será raro, duro.
El gran grueso, los 2.2 millones (80 % del total) que asistió interdiario, lidiará de nuevo con la normalidad, y de acuerdo con la sicóloga Erma Ruder, unos hallarán difícil, por lo menos los primeros días, ir a la escuela de lunes a viernes, llegar a la casa y dedicar el resto del tiempo a las tareas.
Esto por la pérdida del hábito de despertar cada mañana o prepararse en la tarde para las aulas. La especialista del Grupo de Reflexión e Intervención Psicoterapéutica(Grip) alerta a los padres que aspiran a que sus hijos logren asumir estas prácticas fácil, sin chistar. Les recomienda trazar pautas, como empezar con una reunión familiar.
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“Conversen sobre la mejor hora para levantarse, la de salir y acostarse, los turnos del baño, y las asignaciones. Llegar a acuerdos concretos, plasmarlos por escrito y ponerlos en un lugar visible”, sugiere.
Destaca como punto vital restablecer una rutina de sueño que permita despertar con suficiente energía y buen humor para afrontar la jornada.
Puesto que las vacaciones son para flexibilizar los horarios, lo más común es que los niños pierdan el hábito de dormir temprano. Por esto, plantea empezar de forma gradual, y subir cada día quince minutos.
Claro, si estas pautas son ejecutadas días antes, el cambio es más rápido pero igual es válido accionar con el inicio de clases.
Insta a prestar mucha atención a la rutina nocturna, ya que la planificación efectiva de un día comienza la noche antes. Esto incluye la revisión de los uniformes, de la mochila y preparar la merienda.
Un norte a cumplir
“Repetición y constancia son las palabras claves para conducir a nuestros hijos en la adquisición de nuevas rutinas sin gritos ni lágrimas”, proclama Ruder.
Aconseja estar presente. No aguardar la obediencia espontánea, porque los escolares necesitan supervisión en sus responsabilidades, sobre todo si son sacados de su propia comodidad. Por esto es esencial insistir con firmeza y con empatía y respeto.
Momento de reajustar el espacio de ocio y entretenimiento con celulares, televisión, tableta y otras actividades. No establecer restricciones conllevaría una gran distracción que resta tiempo y orden para las faenas estudiantiles.