Además del riesgo para la salud y, consecuentemente, para la vida que representa la obesidad (la vida siempre debe ser lo más importante a tomar en cuenta), ese flagelo también genera un abrumador gasto para las sociedades, incluida la República Dominicana.
Para Estados Unidos, por el ejemplo, una publicación de Trust for America’s Health, estima que el gasto anual de salud en padecimientos resultado de la obesidad, asciende a 149 mil millones de dólares. Además, el costo de la obesidad, por concepto de reducciones a la productividad, se estima en 66 mil millones de dólares anuales.
Para República Dominicana, un informe del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), estimó un gastó de US$1,961 millones en 2017, por efectos de la desnutrición y el sobrepeso.
Según ese informe, la doble carga de la malnutrición representó el 2.6% del producto interno bruto (PIB), en costos adicionales en educación, salud y pérdida de productividad.
Y hacia el futuro, el informe indicaba que el sobrepeso y la obesidad serán los responsables de la doble carga, que se estima serían US$1,915 millones anuales para el período 2018-2081, equivalente al 2.5% del PIB de cada año, para un total de US$54,232.9 millones.
De manera que, cualquier medida que se pueda tomar para reducir por lo menos la tasa de crecimiento de la obesidad y de esta manera bajar el crecimiento del costo financiero, debe ser bienvenida y contar con la colaboración de todos.
De ahí que sea alentadora una publicación que acaba de aparecer en el JAMA Health Forum, que da cuenta de que las tasas de obesidad en Estados Unidos experimentaron su primera disminución en más de diez años.
Los resultados muestran que la proporción de personas con obesidad en el país cayó ligeramente del 46% en 2022 al 45,6% en 2023, marcando un cambio significativo, tras más de una década de aumentos constantes.
Varios factores podrían estar contribuyendo a ese descenso, entre ellos, el uso creciente de medicamentos para la pérdida de peso.
Pero, los especialistas creen que no es tiempo de cantar victoria e instan a continuar haciendo esfuerzo para combatir el mal y, particularmente, exhortan a hacer mayor énfasis en educar a la población sobre la necesidad de combinar la pérdida de peso con cambios en los hábitos alimenticios y de ejercicio.
Eso es válido para Estados Unidos, RD y todo el mundo.