NUEVA YORK. El presidente de Brasil, Michel Temer, dijo el lunes que los cargos de corrupción en su contra fueron el resultado de los intentos de su gobierno de reformar el sistema de pensiones del país, una explicación que seguramente causará sorpresa, si no molestia, en la nación más grande de Latinoamérica.
El año pasado, el fiscal general Rodrigo Janot acusó dos veces a Temer, un político de carrera conocido por su habilidad para sacar votos en un sistema multipartidista a menudo caótico, en casos de corrupción que involucran presuntos sobornos y obstrucción de la justicia. Aunque Temer ha podido evitar el juicio siendo presidente, muchos observadores políticos y legales creen que esos casos se abordarán después de que termine su mandato a fines de este año.
En una entrevista con The Associated Press, Temer negó actuar mal y dijo que su administración sufrió una “indignidad” porque estaba tratando de asumir el sistema de pensiones, que es uno de los temas más espinosos del país. Como parte de eso, Janot usó todos los recursos a su disposición, dijo Temer.
“Por un lado, yo estaba tratando de combatir los privilegios, y por otro lado, este hombre estaba tratando de proteger esos privilegios”, dijo Temer, hablando en el Hotel Four Seasons. Temer estaba en Nueva York para participar en las reuniones de alto nivel esta semana en la Asamblea General de Naciones Unidas.
En una declaración emitida a la AP el lunes por la noche, Janot quien renunció como fiscal general cuando finalizó su mandato a fines del año pasado_ dijo que los comentarios de Temer eran un intento de “desviar la atención y justificar lo injustificable”.
“Los informes de la policía federal, videos, grabaciones y testimonios de testigos hacen imposible pasar por alto la verdad”, escribió.
Como vicepresidente, Temer llegó al poder en 2016 después de que la presidenta Dilma Rousseff fuera acusada y destituida por administrar ilegalmente el presupuesto federal. Mientras Rousseff acusó a Temer de ser parte de lo que llamó un “golpe de estado” en su contra, negó las acusaciones y prometió llevar a cabo reformas que sacarían a la mayor economía de América Latina de su peor recesión en décadas.
La administración de Temer aprobó un tope de gastos y una importante reforma al código laboral, y la economía volvió a un crecimiento modesto el año pasado, poco más de 1%, después de contraerse casi 4% tanto en 2015 como en 2016.