Reflexiones de un adulto mayor

Reflexiones de un adulto mayor

Fabio Herrera Miniño.

Hoy es una ocasión muy especial ya que celebro mis 85 años de vida en el planeta. La ocasión merece ser compartida con mis familiares y amigos, y con los lectores que semanalmente dan muestras de interés por mis opiniones vertidas en artículos.

Son artículos que publico en este diario desde 1983, anteriormente escribía para Ultima Hora, Listín Diario y en La Información. Me había iniciado en las lides de plasmar ideas en papel impreso y mis primeras noticias deportivas a los 14 años fueron publicados en 1953 en el semanario Ecos de Valle que se editaba en Baní. El semanario era propiedad de la familia y estaba al lado de mi casa. Luego pasé a otros temas influenciado por Ortega y Gasset, José Ingenieros, Víctor Hugo y otros escritores contestarios que estaban de moda para una juventud que pese a vivir bajo una dictadura trataba de no ser dócil al sistema. Tengo escritos más de seis mil artículos en 55 años que reflejan todo un accionar de mi espíritu para concientizar.

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Me gradué de ingeniero civil en octubre de 1961 en un intenso final de carrera. En septiembre de 1960 fui detenido y llevado a la cárcel de La 40 por mis actividades antitrujillistas. Me cancelaron la matrícula universitaria pero diligencias de mi padre y de mis tíos César y Rafael fui autorizado a completar mi carrera.

Ya graduado inicié mi trabajo en la Corporación Dominicana de Electricidad iniciándome en la construcción de la presa de río Las Damas en Duvergé. Allí fui a parar de recién casado con mi esposa Gladys que al poco tiempo en el verano de 1962 se le declaró la lepra que la tenía en gestación desde hacía más 15 años y que se había contagiado en La Cuesta, un poblado cercano a Santiago.

Para 1968, con tres hijos fui atraído para trabajar en Bonao con la empresa que construyó la planta siderúrgica de la Falconbridge cuya terminación permitió iniciar explotación comercial del níquel extraído de las minas de La Peguera. Mi traslado a Bonao me permitió abrir nuevas oportunidades de integrarme plenamente junto a mi esposa con la sociedad de Bonao. Ingresé al leonismo donde en pocos años alcancé los altos cargos, yo continuaba en la minera mis trabajos de construcción civil y mantenimiento. Tuve la oportunidad de organizar un programa asistencia a la comunidad lo cual, cuando ocurrió el paso del huracán David y la tormenta Federico, ayudamos con un grupo de empleados de Falcondo Para 1970 había nacido mi cuarta hija los cuales hoy son destacados profesionales y me han regalado nueve nietos.

Para el 2016 no era empleado y estaba dedicado a los labores comunitarias del leonismo, y por varios años como gestor de la Alianza Banileja, allí había un excelente grupo de colaboradores. Fueron 17 los convites que se habían iniciado en 1983 en el parque Mirador y luego en el campus de la UNPHU. Se atraía decenas de banilejos y amigos en donde disfrutaban de las comidas, dulces y música aparte del calor de los banilejos que ahí se daban cita hasta que el covid-19 los suspendió.

Estoy agradecido de Dios por tantas pruebas y desafíos que me ha dado. Agradezco a mis padres, en especial mi madre, que con tanto empeño permitió que sobreviviera. A mi esposa, junto a mis hijos y nietos, prendas preciosas de mi corazón, que en sus vidas de adultos reflejan el valor de los genes heredados.