República Dominicana contabiliza siete millones, 99 mil adultos (7,099,000). De estos, 4 millones 969 mil son obesos o tienen sobrepeso. Dos millones, 300 mil, padecen de hipertensión arterial y 852 mil sufren diabetes mellitus.
Son cifras que implican miles de millones de pesos en gastos excesivos en medicamentos, emergencias y hospitalizaciones. Al menos 368 dólares per cápita/anual promedio por cada enfermo.
En la tercera década del siglo XXI, en este país hay mal nutrición, pero no se pasa hambre. Los niños con Kwashioskor (hinchados) y Marasmo (cadavéricos), desaparecieron de los hospitales infantiles. Por el contrario, una epidemia de obesidad infantil recorre la isla.
De los 63, 600 fallecidos anuales, la gran mayoría muere por isquemia cardíaca, diabetes y enfermedades metabólicas; accidentes cerebrales y enfermedad hipertensiva. Son el 75% de la carga de enfermedad de los 10 millones, 621 mil dominicanos y casi el millón de migrantes residentes aquí.
Es tarea de la Nación y del Plan Estratégico Nacional de Salud 2030 (PlanDES) ocuparse de esta crisis. Gestar una revolución del modo de vida de los dominicanos. Transformar el estilo de vivir. Crear una plataforma nacional para atender, no solo a los enfermos, sino a los sanos, antes que se enfermen. El PlanDES será esa bitácora cuyas ejecutorias generarán calidad de vida. Herramienta para que la salud sea escenario, medio y fin del desarrollo.
Puede leer también: La perfecta noche de sueño: en qué consiste la fórmula 10-3-2-1
En esta coyuntura, el Ministerio de Salud además, puso en operación acciones de impacto inmediato. Victorias rápidas, tales como las “Rutas de Salud”, jornadas hipertensión arterial y prevención obesidad y diabetes. También la operación de unidades cardiometabólicas y promoción de una nutrición saludable monitorizada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Diez provincias han sido movilizadas con las “Rutas de la Salud” que involucraron unas 25 mil familias, más de 100 mil dominicanos críticos implicados y millones de mensajes preventivos difundidos. La tarea es contener en la casa y en la calle, esas conductas de riesgo generadoras de enfermedades no transmisibles.
Cambiar esos comportamientos personales, colectivos, repetitivos y espontáneos que son parte de nuestra cultura. Esas conductas que generan millones de personas con las enfermedades no infecciosas que describimos, anteriormente.
Diez son los factores de riesgos de muertes prevenibles estudiados: i) hábito de fumar; ii) consumo excesivo de alcohol; iii) ingesta excesiva y desequilibrada de alimentos; iv) vida sedentaria; v) conductas peligrosas en el tránsito; vi) riesgos laborales; vii) mala higiene personal; viii) relaciones sexuales arriesgadas; ix) estrés patogénico, y x) concentración urbana de población generadora de violencia urbana e intrafamiliar.