¿Los dominicanos veneran a San Francisco de Asís por los siglos transcurridos desde que los franciscanos se establecieron en la ermita del Rosario, en 1493, o los inspira el ejemplo de espiritualidad, respeto al evangelio, labor misionera, su imitación de Cristo en la dedicación a pobres y enfermos, sus prolongados ayunos y retiros en montañas solitarias?
¿Lo reverencian por los estigmas que recibió, semejándose más a su creador?: crucifixión en pies, manos y costado que ocultaba por considerarse indigno. ¿O quizá lo admiran por su interés en acercarse a miembros de otras religiones, como hizo con los musulmanes?
Se narra que emprendió un viaje a tierra mahometana para dialogar con el sultán. Y que el Ángelus, el recitar los nombres de Dios que tiene esa cultura, están inspirados en ese encuentro, porque Francisco “no fue solo a enseñar sino también a aprender, a reconocer lo bueno que había en el otro”.
Los primeros franciscanos, Fray Juan de la Deule y Fray Juan de Coucousin (o Tisin) vinieron en el segundo viaje de los descubridores que levantaron el oratorio, un bohío de seis horcones, techado de canas y yaguas; una fortaleza y un pozo.
El fuerte desapareció. “Bartolomé y Diego Colón mandaron a reforzar la ermita, en 1538, y se inauguró con la fisonomía que aún conserva”.
Esos primeros franciscanos implantaron métodos de evangelización, catequizaron al cacique Enriquillo, crearon escuelas para niños y lograron que la población siguiera sus creencias. Además, “se ensayaron las reducciones, que eran espacios donde vivían los indígenas, respetando sus costumbres”.
Era la “iglesia nueva” que buscaba rescatar los valores de la iglesia primitiva, que lo que acontecía en el Nuevo Mundo, por la avaricia, fuera desterrado”. Esos monjes primigenios “empezaron a soñar con esa iglesia, más parecida a la de Jesucristo”.
El padre Jit Manuel Castillo, de la Orden de Frailes Menores (franciscanos), hace el copioso recuento de la ancestral presencia de los seguidores de Francisco de Asís en República Dominicana. Es el párroco de la iglesia Nuestra Señora del Rosario, de Villa Duarte, y rector y presidente del Patronato de la ermita, vestigio de la antigua ciudad que aún pervive en la margen oriental del río Ozama.
En abril de 2024 esta vetusta joya arquitectónica fue entregada a la Iglesia por el exalcalde de Santo Domingo Este, Manuel Jiménez.
El consagrado sacerdote, quien viste invariablemente el hábito franciscano, es maestro, conferencista, escritor, filósofo, teólogo, cronista laureado. Es Vicario Episcopal de la Vida Consagrada de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
“Leyenda negra”.
“Hay en el país un amor desbordante por San Francisco de Asís, respeto, veneración, cariño, pero, por otro lado, existe lo que se ha conocido como una “leyenda negra”: se repite en los textos de historia que los franciscanos apoyaban a los españoles y los dominicos a los indios, en el contexto de la colonización”.
Esta creencia está en el imaginario de las personas que han estudiado aquella época y se enseña en la secundaria, según el religioso.
“A nivel de la enseñanza de la historia hay una deuda pendiente para hacer justicia a esas personas que defendieron a los más vulnerables de los indígenas”, proclama, y afirma que la especie se ha ido repitiendo porque “la mayoría de los historiadores no se han dado a la tarea de investigar y lo que hacen es repetir al Padre Las Casas, muchas veces con objetividad y otras de manera tendenciosa”.
Según Castillo, los franciscanos fueron los primeros en delatar el maltrato a los indios. “Se adelantaron 10 años a la denuncia del padre Montesinos”, significa, apoyado en investigaciones recientes.
Las calles
Los dominicanos terciarios de San Francisco cantan su himno; saludan con un “Paz y bien”; exhiben el escapulario franciscano y el cordón de la Orden. Muestran orgullosos sus diplomas. Peregrinos viajan a Jánico, a La Cueva de San Francisco, repitiendo que ahí estuvo el santo.
Santo Domingo está poblado de parroquias, asilos, colegios que llevan el nombre de ese austero misionero nacido en Italia.
Hay varias vías San Francisco de Asís. La del cabildo local es del 18 de octubre de 1986, considerando que el pueblo dominicano recibió la doctrina cristiana desde la llegada de la civilización y que uno de los que con más ternura y amor fraternal la difundió y abogó por la paz del mundo fue San Francisco de Asís. Designó con su nombre la antigua calle “1-A” del ensanche Ozama.