“¡Se nos concederá el voto!”

“¡Se nos concederá el voto!”

Elvira Lora

Para el 30 de julio de 1927, con los anhelos que le producía el logro quincenal de que más dominicanas leyeran Fémina, y enviaran a su sala de redacción un valiente ejercicio vindicativo mediante cartas, artículos, comentarios, poesías y cuentos propugnando reformas políticas y civiles por una ciudanía plena, Consuelo Montalvo de Frías anuncia el día en que acudirían a ¡“las urnas electorales, a depositar su voto desposeído de pasiones”!.

Consuelo, jefa de redacción de la revista editada y dirigida por Petronila Angélica Gómez Brea (Medalla al Mérito de la Mujer 2022), titula su argumentación con esperanzas: “¡Se nos concederá el voto!”… Era el palpito de un anhelo que se alimentaba de los logros sufragistas, pues a través de las periodistas feministas iberoamericanas que escribían para Fémina, se publicaban de manera constante las noticias referentes a la presencia política y el respeto de los derechos civiles de las mujeres a quienes las altas cortes ¡ya les permitían votar!; claro con múltiples restricciones: edad, estado civil, color de piel, nivel educativo, clase social, lugar donde vivían…

Fueron también las páginas de Fémina – y ahora a casi 100 años de su primera edición son fruto de su relectura, las que también notificaban a Consuelo de las estrategias que se articulaban para “convencer” a presidentes, jueces, diputados y senadores, de la importancia de que las mujeres participaran en las elecciones, y se presentaran como candidatas. Así, como de los amplios debates que libraban las sufragistas para derribar los temores recurrentes que sentían los encumbrados políticos ante la “inminente concesión”.

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“¿Qué razón hay para creer que una vez la mujer ejerza el voto, dejaría de ser tan buena esposa, madre, hermana, etc., por el mero hecho de poseer lo que les corresponde por regla de equidad? En lo mínimo dejaría de poseer y ejercer su acento femenil, como en el momento antes de que el privilegio del voto le fuera otorgado”, de seguro estas preguntas que en 1923 respondía la maestra normal Plácida Ventura, en el comentario “El fantasma del feminismo”, estuvieron presentes en el subconsciente editorialista de Consuelo al profetizarle a sus lectoras que se acercaba el día de que podrían votar con y en plena libertad.

Y es que, a sabiendas de la labor emancipadora lograda con el feminismo -cuando escribe “¡Se nos concederá el voto!” – es preclara al señalar: “Héroes sin nombre, que sabéis mantener puras nuestras convicciones ¡Contad con vuestro voto! La mujer quisqueyana antes rezagada en el blanco alcázar de su conciencia buscó por el sendero de la razón el camino de la cimera y lo encontró”.

La voz esperanzadora de Consuelo latía hasta 1934, cuando se realiza el primer “voto ensayo”, o referéndum, que moviliza a 96,427 mujeres votantes a las urnaspara responder a la pregunta si creían oportuno votar… Cuatro años después, en la vorágine tiránica, se repite el ejercicio y Minerva Bernardino reporta 278,803 mujeres votantes. Sin dudas, la profecía de Consuelo se cumplía a medias, pues si bien se acercaba el día del voto, poca seguridad se tenía que se trataba de un ejercicio plenamente consciente y que traería otros esperados derechos.

Lo cierto es en 1942, el 16 de mayo, tras dos “voto ensayo” realizados, acontecen las primeras elecciones en las cuales las dominicanas pueden ejercer su derecho político; HOY, a días de que se alcancen 80 años de la AGENCIA, aún debe cumplirse la premonición que con el sufragio aspiraba la sufragista en 1927: “La MUJER dominicana ascienda a entidad… Absolutamente libre, soberana e independiente”.

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