La confesión del exdirector de la OISOE Francisco Pagán, quien según la acusación del Ministerio Público no solo admitió que se benefició del entramado de corrupción que presuntamente dirigía Alexis Medina Sánchez sino que también devolvió bienes y dinero adquiridos de manera ilícita, debería terminar de convencer a la dirigencia del PLD de cambiar de estrategia y abandonar el desacreditado argumento de que los exfuncionarios del gobierno acusados de corrupción son víctimas de una persecución política.

También debería convencerlos de marcar prudente distancia con los imputados llámense como se llamen, pero primero tienen que soltar en banda al expresidente Danilo Medina o persuadirlo de que lo que le conviene al partido que dirige es que se aparte del camino y se tome una licencia hasta que las cosas se aclaren en la justicia.

Parece, sin embargo, que las confesiones de Pagán, que según el expediente acusatorio admitió haber recibido en una funda negra diez millones de pesos en efectivo que le entregó, en calidad de soborno, el intermediario de un funcionario público todavía no identificado, no serán suficientes para que esa dirigencia entienda que la prioridad del momento es impedir que el partido fundado por el profesor Juan Bosch corra la misma suerte que los depredadores del erario que quieren utilizarlo de escudo protector para tratar de salvar sus corruptos pellejos.

Basta escuchar a su secretario general y vocero Charlie Mariotti, quien ayer volvió a la carga con la cantaleta de que el PLD es víctima del acoso y la persecución del Gobierno, para darse cuenta de que al igual que el avestruz han decidido enterrar la cabeza para no ver el golpe cuando llegue.

Dicen que el que por su gusto muere la muerte le sabe a gloria, pero un grupito de dirigentes con vocación de sepultureros no tiene derecho a decidir la suerte de un partido que todavía tiene mucho que aportar a la democracia dominicana.