En medio de una inestabilidad en el mercado de gas, la Unión Europea espera que los suministros por mar del gas natural licuado lo equilibren, pero no todos los expertos comparten su optimismo.
El aumento de la demanda mundial de gas no solo radica en la inestabilidad geopolítica de los últimos meses, sino que contribuyen también a él los esfuerzos de los países desarrollados en su intento por sustituir las fuentes de energía perjudiciales para el medioambiente, como el carbón, por otras más amigables, como el gas natural.
Mientras EE.UU. se abastece de gas por sí solo, Europa depende, en gran medida, de las importaciones, en particular desde Rusia. La UE importó en 2021 155.000 millones de metros cúbicos de gas ruso, lo que significó el 45 % de la importación total de esta materia prima o casi el 40 % del consumo total. Al mismo tiempo, las entregas de gas natural licuado (GNL) de origen ruso representaron una pequeña parte de su consumo: alrededor de 15.000 millones de metros cúbicos.
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Del plan a la realidad
El pasado mes de marzo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó un plan de 10 puntos que contemplaba eliminar gradualmente la dependencia de la UE de los hidrocarburos rusos y, finalmente, dejar de comprarlos por completo. En este sentido, la adquisición de volúmenes adicionales de GNL a terceros países es una de las medidas clave que sugirió la agencia. Para el próximo año, el volumen necesario se estimó en 20.000 millones de metros cúbicos.
Ahora, cuando la perspectiva del cese completo de suministros de origen ruso es posible, las estimaciones van en aumento. Se espera que Europa importe 40.000 millones de toneladas de GNL el próximo invierno y aún tendrá que reabastecer sus reservas en verano.
La demanda anual de GNL rondaba los 50.000 millones en marzo. Se estima que este producto satisfará un 50 % de las necesidades gasísticas de Europa hasta el año 2030 y que para el 2040 esta cifra subirá al 75 %. La AIE admite que Europa tendrá que reordenar su infraestructura para este gran consumo de GNL y ponerse de acuerdo con los exportadores, puesto que la competencia por esta materia prima con los consumidores asiáticos será bastante reñida e impulsará el alza de precios.
Hace unos días, el centro analítico de Bloomberg estimó que los países de la UE están listos para superar el próximo invierno sin el gas ruso. Desde la primavera estaban creciendo las compras comunitarias de GNL en todo el mundo y los volúmenes adquiridos muestran que habrá bastante combustible para generar energía.
Sin embargo, en invierno se requerirá la importación de un 40 % más de GNL que un año antes, y en verano Europa podrá comprar aproximadamente otro 14 % para recuperar los volúmenes gastados. Solo con estas cantidades adicionales se podría compensar completamente el cese de suministros desde Rusia.
El análisis de Forbes no es demasiado optimista a este respecto y considera «predecible» que Europa se quede «sin gas almacenado este invierno antes de que la mayoría de las autoridades lo admitan públicamente». «Lo más importante de todo es que Europa no podrá reabastecer adecuadamente sus instalaciones de almacenamiento de gas el próximo verano, lo que significa que el siguiente invierno tiene el potencial de ser una tragedia desastrosa económica y humana», sostuvo el 27 de septiembre el columnista de la revista Sal Gilbertie.
Europa contra Asia: lucha por el vendedor
Gran parte de los volúmenes adicionales provendrán del mercado al contado, donde habrá que comprar un 90 % más de GNL, evitando los contratos a largo plazo. Precisamente, este es el factor que aumentará la competencia de los compradores europeos con los asiáticos. Europa tendrá que llevarse todo el gas licuado disponible y quedará poco para Asia, pronostican los analistas de Bloomberg. Por lo tanto, China y los mercados asiáticos en desarrollo pueden experimentar un descenso en las importaciones.
El consumo de gas en Japón ya se está reduciendo a medida que el país vuelve a poner en marcha sus centrales termoeléctricas de carbón. Por otro lado, Corea del Sur puede presentar una demanda anual creciente en un 10 % para reabastecer las reservas. A su vez, la oferta aumentará en invierno de forma poco significativa.
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La redistribución del mercado bajo la presión de la demanda europea ya ha comenzado, estiman los expertos. Se trata de una auténtica lucha entre los países consumidores, tal como lo advirtió el periódico Le Monde, y no solo del aumento de los precios del hidrocarburo. En este contexto, los líderes europeos viajan a los países exportadores de GNL para ponerse de acuerdo en persona sobre los suministros.
Europa ha podido incrementar rápidamente sus reservas de GNL a cuenta de que Asia no recibió los volúmenes requeridos y «pagó un alto precio por eso», explicó el profesor del Instituto de Investigaciones Políticas, con sede en París, Thierry Bros. Esto significa que países como la India y Pakistán pueden sufrir apagones en un futuro próximo.
Suministros estadounidenses
El aumento de la producción de gas natural en Estados Unidos ha permitido a las compañías extractoras construir más terminales para el producto licuado. En la última década, el país norteamericano presentó el mayor crecimiento de los volúmenes exportados y se espera que pueda pugnar este año por el título de mayor exportador.
La pasada primavera, EE.UU. prometió vender a Europa 15.000 millones de metros cúbicos y aumentar este volumen en 2023. Un estudio de la empresa Rystad Energy, encargado por el Instituto Estadounidense del Petróleo (API por sus siglas en inglés) y la Asociación Internacional de Productores de Petróleo y Gas, sugiere que la demanda de GNL estadounidense por parte de los países de Europa puede superar con creces las evaluaciones actuales. Aun antes del sabotaje en las tuberías de los gasoductos Nord Stream 1 y 2, este equipo de analistas pronosticó un aumento de la demanda en un 150 % para el año 2040 respecto al nivel del 2021.
Al finales del próximo año, las capacidades de exportación de EE.UU. podrían alcanzar un máximo de 394 millones de metros cúbicos al día, si se completa antes la construcción de la terminal Calcasieu Pass en el estado de Luisiana y termina la reparación de otra terminal, Freeport LNG, en Texas, que sufrió un incendio. Se estima que esta última no estará lista para diciembre, como tenía previsto la operadora. Es decir, en el mejor escenario posible, serían 144.000 millones de metros cúbicos al año, lo que representa una cifra inferior a las importaciones desde Rusia en 2021.
El pasado mes, el propio país norteamericano se enfrentó a una escasez de gas natural debido a la fuerte demanda nacional e internacional.
Además, se pronostican problemas con los suministros desde Egipto y Nigeria, mientras que las capacidades cataríes solo podrán crecer considerablemente a finales de esta década, cuando debe lanzarse un gran proyecto de exportación local.
En 2021 el mayor exportador de GNL fue Australia, que aportó al mercado 108.100 millones de metros cúbicos, seguida de Catar, con 106.800 millones de metros cúbicos. Rusia está la cuarta en esta lista (39.600 millones), por detrás de EE.UU., que exportó 95.000 millones. Mientras tanto, China pasa por ser el mayor importador (109.500 metros cúbicos), seguido por Japón (101.300 metros).