Tragedia anunciada

Tragedia anunciada

Claudio Acosta

Con los torrenciales aguaceros del sábado, que la directora de la Oficina Nacional de Meteorología, Gloria Ceballos, describió como sin precedentes históricos, no solo volvimos a pasar por el drama de vivir en grandes centros urbanos construidos sin planificación ni drenaje pluvial, sino también las deficiencias y vicios de construcción en infraestructuras públicas que terminan en tragedias como la provocada por la caída de los muros laterales del paso a desnivel de las avenidas 27 de Febrero con Máximo Gómez, donde perdieron la vida 9 de las 24 víctimas reportadas fallecidas como consecuencia de las lluvias por los organismos de socorro.

Tan pronto las imágenes de la televisión pública mostraron al país lo que ocurría en el paso a desnivel se recordó en las redes sociales que hace unos meses se reportó a Obras Públicas el desprendimiento del concreto de ese paso a desnivel aunque en la dirección contraria, pero ayer el ministro Deligne Ascención lo desmintió al defender el programa de mantenimiento que ejecuta esa cartera en puentes y estructuras de las principales avenidas, y anunció que se hará una investigación exhaustiva para determinar la causa de la tragedia que hoy lamentamos.

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Que probablemente obedeció a la falta de acción oportuna de las autoridades responsables, pues ya en 1999 el geólogo Osiris de León había advertido sobre una falla en el diseño de las pasarelas laterales del paso a desnivel, y lo mismo hizo, también en 1999, el CODIA, que debido a las fallas estructurales que detectó recomendó demolerlo y reconstruirlo porque podía caerse y provocar una tragedia.

Que se produjera 24 años después no libera de culpa a los constructores de la obra, como tampoco libera a los que “corrigieron” la falla cuando se reportó en 1999, y mucho menos a los sucesivos gobiernos que desde entonces para acá pudieron hacer algo para evitar una tragedia anunciada con tanta anticipación y no lo hicieron.

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