Consciente de la dificultad de controlar la dieta de un niño con celiaquía (una enfermedad en la que las vellosidades del intestino delgado se irritan al entrar en contacto con el gluten de algunos cereales), la fundadora de la marca Genius Gluten Free, Lucinda Bruce-Gardyne, ofrece algunos consejos para hacer más llevadera la situación.

1. Comunicación entre padres e hijos. Ocultar al niño su enfermedad o evitar tratar el tema dando por el hecho de creer que no lo va a comprender no le ayuda ni a entender su condición ni a aprender a convivir con ella. La información debe producirse lo antes posible y es responsabilidad de los padres darla de forma clara y adaptarla a su edad.

2. Aprender a distinguir. Es importante mantener los alimentos sin gluten en casa para enseñarles a identificar lo que puede comer y lo que no.

Es tan sencillo como preparar una lista de alimentos que puede comer. Solo asíaprenderá a decir “no” a aquellos que no debe probar.

3. Separar los alimentos. Es importante colocar alimentos con gluten en armarios o áreas diferentes de la cocina.

4. Comer en familia. Conviene que todos coman en casa el mismo menú siempre que sea posible, para evitar que el pequeño se sienta diferente o excluido.

5. Cocinar con ellos. Involucrar al niño en la cocina es una manera diferente y divertida para que aprenda de primera mano todo lo que puede comer y lo que no.

6. Prepararse antes de salir de casa. Es esencial informar a toda la familia, amigos y profesores acerca de la enfermedad celíaca para hacerles entender qué es y qué puede ocurrir cuando no se sigue una dieta sin gluten. El apoyo es importante.

El asma en los más pequeños

Los síntomas de alerta son la presencia de tos persistente, una respiración dificultosa y ruidos respiratorios.

Respecto a los niños, debemos llevar el control con el pediatra y cumplir los tratamientos.

También hay que tener en cuenta que antes de los tres años muchos niños tienen pitidos silbantes que después desaparecen.

Para prevenir. Los expertos recomiendan la lactancia materna, la dieta mediterránea y mantener el ambiente limpio.

Riesgos. La obesidad, el contacto temprano con mascotas y sobre todo, exponerse al humo del tabaco, son factores de riesgo para que aparezca la enfermedad.

Enfrenta el síndrome posvacacional

¿Reconoces estos síntomas? Cambios bruscos de humor, cansancio generalizado, pérdida de apetito, sensación de ahogo, palpitaciones y taquicardia, trastornos del sueño, dificultad de concentración… Son los más frecuentes del llamado síndrome posvacacional, que, considerado o no como enfermedad, es un estado de ánimo bastante común cuando volvemos de las vacaciones.

¡Plántale cara al regreso a la rutina! Si sales de casa a vacacionar, vuelve antes de que se acaben las vacaciones. Adelanta dentro de lo posible unos días tu regreso. Déjate unos dos días para deshacer maletas, abrir ventanas y airear tu casa, descansar, ponerte al día con tu correo…

Cuando llegues, es buena idea recoger todo y volver a ordenar, para poner todo a punto.

No pienses en lo triste que es que tus vacaciones hayan llegado a tu fin, sino en lo bien que lo has pasado y la energía que has acumulado para el nuevo año.
Para ser positivo la clave es pensar que empiezas de cero tu lista de buenas intenciones.

Ten asumido que las vacaciones son temporales; cuanto más realista seas, mejor será tu adaptación.

Tu rutina también tiene sus lados positivos, como volver a ver a tu familia, amigos, compañeros…

Renueva tu “look” o tu vestuario, date un masaje…