Un amor muy caro por el rey de Marruecos

Un amor muy caro por el rey de Marruecos

Javier Otazu  Rabat.  Al joven Nabil Sbai le ha salido muy caro su amor por el rey de Marruecos- tres años de cárcel por haber llevado su admiración tan lejos que se atrevió a suplantar durante unas horas a Mohamed VI y engatusó así a un buen número de ciudadanos.

“Mi único delito es quererte”, dejó dicho al Rey en una entrevista con una televisión local (Chamal TV) este joven de 31 años, acomodado propietario de un concesionario de automóviles de Rabat e hijo del respetado fundador de una cofradía religiosa con pedigrí de nobleza.

Nabil asegura que nunca trató de hacerse pasar por el monarca, pero algo no cuadra en su testimonio- no solo compró las ropas similares a las que viste el rey, sino que incluso se hizo con un turbante similar al que con frecuencia usa Mohamed VI y que es una rareza fuera de la región de Jenifra.

El pasado 6 de agosto, el joven se encontraba al volante de un BMW descapotable en una carretera del norte de Marruecos, en la misma región donde veranea el monarca, cuando un gendarme se cuadró ante él a su paso por una rotonda, e inmediatamente los paseantes comenzaron a aplaudir.

En un abrir y cerrar de ojos, su coche estaba sitiado por ciudadanos que querían tocarlo y saludarlo, o pedirle alguna merced.   “Tuve miedo y huí”, asegura Nabil, que se fue hasta Castillejos, cada vez más cerca del lugar de veraneo del verdadero rey.

“Los ciudadanos me perseguían, diciendo ‘Viva el Rey’, y yo aceleré hasta que un policía me interceptó. Entonces los ciudadanos se acercaron, tirando sus documentos de identidad a mi coche” (como hacen algunos pedigüeños al paso del cortejo real).

 “El policía les gritaba ‘¡Que no es el rey!’; aparecieron cuatro gendarmes, uno echo mano a su arma y yo tuve miedo de que la utilizara, arranqué y escapé”, relata.

Nabil terminó abandonando su coche en una callejuela y huyó a Rabat. La suplantación, intencionada o no, había durado dos horas y media, pero su huida y desaparición duraron catorce días más en los que vagó entre Rabat y Tánger preguntándose cuál era su delito.

El 20 de agosto, la policía se presentó en su domicilio familiar y lo detuvo, trasladándolo a Tánger, donde el Fiscal ordenó su detención y juicio por “usurpación de identidad de una alta personalidad».

Cinco días más tarde se presentó ante el juez, que aplazó la audiencia al 8 de septiembre, fecha en la que le cayeron encima tres años de cárcel.

¿Tras esta prueba, ha cambiado algo tu amor por el rey?, le preguntó el periodista de la televisión- “No. Si se me acusa de amor por el rey de mi país, estoy orgulloso de ello, y esto no hará sino aumentar mi amor por él».

No se conocen casos tan extremos como el de Nabil Sbai, aquejado (según él mismo reconoce) de un amor “casi patológico” por el monarca, pero si algo no le faltan a Mohamed VI son admiradores.

Otro joven marroquí, escondido tras una página de Facebook y que se identifica como Sofiane ElBahri, ha creado una página donde se dedica a colgar fotos personales del rey que le llegan por misteriosos conductos.

La página de ElBahri cuenta con más de un millón de seguidores y se ha convertido en la principal fuente de imágenes del monarca, más allá de las acartonadas fotos oficiales.

Eso sí, ElBahri rehuye a la prensa y no parece tener el menor afán de notoriedad. Como Nabil, también él declaró en la única entrevista conocida que besaba la televisión cuando aparecía su rey, pero nunca se le ocurrió llevar su amor hasta extremos peligrosos.

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